Lección argentina para una tragedia griega
Los pilares del sistema económico europeo tiemblan esta semana con
las agencias de calificación haciendo estragos y la sombra del impago de
Grecia más alargada que nunca. Karl Marx escribió en una ocasión que “la historia se repite como una farsa” y
no le faltaba razón: en cierto modo, Grecia recuerda al caso de
Argentina, esto es, un país que pasó de una situación de fortaleza
económica a sufrir los envites del corralito y una inflación de
caballo. Existen muchas similitudes entre ambos casos, incluso si
miramos a su competitividad, pues si la argentina cayó respecto a su
vecino Brasil, la de Grecia lo ha venido haciendo respecto a Alemania.
Si en 1991 Argentina arrancó su experimento de paridad con el dólar con
resultados positivos, una década antes Grecia había ingresado en la
Unión Europa (UE) y una después (2001) en el euro.
En ambos casos y por diferentes motivos coyunturales, sería cuestión de tiempo que el espejismo del crecimiento se desvaneciera y evidenciara una situación económica dramática. Ahora, como sucedió en el país latinoamericano, los inversores internacionales han perdido toda fe en redirigir sus capitales hacia Grecia, al que ven como un país de alto riesgo con crecimientos escleróticos. La gran diferencia entre el caso latino y el griego es que en el segundo los indicadores de sostenibilidad de deuda son mucho peores, con déficits hasta tres veces mayores y un nivel de deuda acumulada de hasta el doble comparado con Argentina.
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En ambos casos y por diferentes motivos coyunturales, sería cuestión de tiempo que el espejismo del crecimiento se desvaneciera y evidenciara una situación económica dramática. Ahora, como sucedió en el país latinoamericano, los inversores internacionales han perdido toda fe en redirigir sus capitales hacia Grecia, al que ven como un país de alto riesgo con crecimientos escleróticos. La gran diferencia entre el caso latino y el griego es que en el segundo los indicadores de sostenibilidad de deuda son mucho peores, con déficits hasta tres veces mayores y un nivel de deuda acumulada de hasta el doble comparado con Argentina.
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