Cospedal y su receta del escaqueo

Ha pasado más de un mes desde que Cospedal remitiera un informe al ministerio de Economía y desde entonces no hemos vuelto a saber absolutamente nada en este país de mangantes y despilfarradores. ¿Nada en absoluto? Bueno, en realidad sí, algo: que las farmacias manchegas se enfrentan a una deuda de 125 millones de recetas impagadas que el Gobierno regional ya les ha avanzado que no les pagará hasta enero. Negocios, pues no olvidemos que aunque sea un servicio público las farmacias son el medio de vida para muchas familias, a los que los mismos bancos y cajas a los que inyectó dinero el Estado -o sea, nosotros- no les concede créditos; negocios a los no se permite siquiera el cierre temporal por lo que sus deudas seguirán creciendo y creciendo.

Surgen varias preguntas en esta crisis. La primera de ellas, ¿por qué a estas alturas de la película no se ha hecho pública la auditoría de los interventores del Estado, desvelando si el Gobierno de Barreda despilfarró -y en qué- o por el contrario el PP maquilló los números a su antojo? Y, por otro lado, ¿dónde demonios se mete Dolores de Cospedal, que aún no ha dado la cara en este asunto durante todo el verano? ¿Es esa su manera de asumir responsabilidades? ¿Está acaso emulando al líder de su partido, que tiende a borrarse de mapa cuando vienen mal dadas?

Tan preocupante es lo que se avecina el 20-N a la luz de estos hechos como el rastro que dejarán los que se van, que ni siquiera ahora, que ya tienen poco que perder, son transparentes. Y es que la Administración Zapatero aún tiene mucho que decir en Castilla La Mancha. Somos todo oídos.