JMJ: esta ronda la pago yo.. y tú, y tú, y tú...

¿Cuál es su único fundamento? Mi oposición y firme protesta a que la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) católica sea financiada por el Estado. Ni más ni menos. Sin embargo, por alguna extraña razón, estos grupos que se autoproclaman católicos y provida, tienden a equiparar mi oposición a esa financiación no sólo con mi oposición a la JMJ sino como una guerra particular contra ellos.

No me opongo a la visita del Papa aunque, desde luego, tampoco la apoyo. Me resulta indiferente y considero que cada uno invierte su tiempo, su dinero y sus energías en lo que quiere si no hace daño a nadie. Pero los suyos, no los míos, y ha quedado cristalinamente comprobado que la visita del Papa supone un gasto que no sólo pagan patrocinadores y peregrinos, sino el resto de los contribuyentes de este Estado aconfesional. Además, se cometen agravios comparativos con otros actos que traen a la capital  casi el doble de visitantes y, por tanto, de ingresos; amén -perdón- de la implicación de algunas instituciones que roza lo anticonstitucional.

Identificar mi oposición a la financiación estatal de la JMJ con un hostigamiento a los católicos sería tan erróneo que pensar que estoy en contra de los paquistanís ayudados por los talibanes cuando las inundaciones anegaron el país, sólo porque no me agrade esa ayuda talibán. Creo que hay mucha gente inteligente entre quienes usan este zafio argumento para inventar un odio al católico que, en realidad, no existe y precisamente por ello creo que el argumento es interesado. ¿Por qué? Imagino que es un mecanismo de defensa porque si bien todo católico debería acoger con alegría la visita de su sumo pontífice, no es menos cierto que si realmente siente lo que predica su Iglesia, sentirá cierta culpabilidad y vergüenza por el derroche de millones que supone este acto. Un acto que podría haberse realizado con mucha menor inversión. De hecho, el Foro de Curas de Madrid se amotinó a Rouco Varela por este motivo.

Por otro lado, quede constancia desde aquí que aplaudo la labor de Cáritas Española, empleada como la mejor arma de quienes defienden la financiación estatal de la JMJ. ¿Qué tiene que ver el tocino con la velocidad? Nada; quienes lo usan lo saben, como sabían que no hay tal hostigamiento contra los católicos. Los propios organizadores de la famosa marcha laica así lo han manifestado una y otra vez. Es una pena que desde páginas como Hazteoir.org se destile mucho más odio y tensión social que desde ninguna otra, sobre todo porque el máscara que llevan pretende mostrar precisamente lo opuesto. No es la primera vez y no será la última. Ellos sabrán.

Como ya dije en algún comentarios, que los jóvenes católicos que inundan esta semana las calles de Madrid disfruten mucho de su encuentro religioso, pero que no olviden que esta ronda, también la pagamos el resto.