Mohamed VI en llamas

El dictador sofoca en silencio cualquier vestigio de revolución y permite pequeñas dosis del 20 de febrero para dar muestras a la extranjero de su 'aperturismo democrático'. Y es que Mohamed VI gobierna más para el exterior que para el interior, especialmente de cara a Europa y EEUU (que continúa invirtiendo grandes sumas de dinero en el régimen marroquí-. Sus últimas reformas de la Constitución, aplaudidas en la Comunidad Internacional con nuestra ministra Jiménez a la cabeza -que es una incondicional del dictador alauita-, así lo demuestran, a pesar de que fueran apoyadas en un referendum con una más que sospechosa tasa de participación.

Y Europa responde. El nombramiento de Bernardino León como enviado especial europeo a los países de la llamada 'Primavera árabe' es, sencillamente, lamentable. Pocos lo recordarán ya, pero León fue quien no solo toleró sino que además participó en la censura de medios de comunicación que ejerció Marruecos durante los actos violentos del desmantelamiento del campamento saharaui Gdeim Izik. Un desmantelamiento que continúa destilando violencia, con detenidos siendo torturados sin ni siquiera haber tenido juicio ocho meses después de los hechos.

Y mientras en su país se quema vivo un ciudadano por el trato policial, ironías de la vida, el que fuera hombre fuerte en Exteriores marroquí y actual secretario general de la Unión por el Mediterráneo, Youssef Amrani, pide a la UE "más implicación" en los procesos de democratización de los países árabes. En un alarde malabar, Amrani compara la Primavera Árabe con la caída del muro de Berlín y olvida por completo la actitud que el propio pueblo alemán tuvo. Obvia premeditadamente la comparación entre pueblos marroquí-árabe, se olvida de las torturas, de la desigualdad y de la corrupción de su propio país. Por olvidar, ni siquiera menciona otra similitud más evidente entre la actual Marruecos y la Alemania de los 80: el muro. Ese muro marroquí de más de 2.700 kilómetros que casi es 20 veces más largo de lo que lo era el de Berlín.

Marruecos necesita cambios, exige el respeto de los Derechos Humanos, buena parte de su pueblo así lo demanda. La pregunta es, ¿le interesa al resto de la Comunidad Internacional?