Zara: control a la esclavitud

Dado que se trataba de una subcontrata, la empresa de Amancio Ortega ha emitido un comunicado en el que expone que "este hecho representa una violación grave de acuerdo con el Código de Conducta de Fabricantes y Talleres Externos de Inditex, contractualmente asumido por el fabricante", y se compromete a resolver la situación. Tiene razón, es una violación de ese Código por parte del fabricante, pero también de la propia Inditex, puesto que éste establece que "Inditex no permitirá ninguna forma de trababajo forzado ni involuntario en los centros productivos y/o instalaciones de sus fabricantes externos, proveedores y de sus subcontratistas". Pero el hecho, es que este trabajo forzado existía en São Paulo e, indirectamente, Inditex lo permitía mirando para otro lado.


Es costumbre habitual de las multinacionales que externalizan su producción a otros países escribir párrafos en sus códigos de Responsabilidad Social Corporativa como el plasmado de Inditex. Con eso, creen eximida su responsabilidad. Pero no es así. Los mecanismos de control deberían ser exquisitos en estas compañías. ¿Qué sucede? Que establecer estos mecanismos de inspección supone una inversión nada despreciable, sobre todo considerando la capilaridad de una empresa como la gallega por todo el globo. Por este motivo, la ignorancia -o la falta de estos mecanismos de control- sale más rentable, pero no debería eximir de la responsabilidad, cayendo todo el peso de la ley sobre la empresa.

¿Lo sorprendente? Que el resto de compañías no toma ejemplo porque, de hecho, Zara no lo hizo: en 2007 sucedió algo parecido en Brasil con GAP y tres años después la historia se repite.
Más control. Más responsabilidad.