Del 11-S a la aluminosis imperialista
Se han cumplido diez años de los terribles atentados del 11-S en
Nueva York y durante todo el fin de semana hemos podido leer y escuchar
reflexiones y discursos para todos los gustos. Si miramos hacia EEUU la
verdad es que no podemos decir que se hayan producido grandes sorpresas.
En general, balance positivo de la respuesta que tuvo el país a los
atentados y, más aún de la década posterior que ha llevado a la nación,
según palabras del propio Obama, “a ser más fuertes que hace diez años”, como si de puro hormigón se tratara. Pero, ¿realmente es así?
En realidad, yo diría que tenemos ante nosotros una de las versiones más debilitadas de EEUU de los últimos años. A pesar de mantener su cierto poder unipolar en el escenario de las relaciones internacionales -cada vez más amenazado económicamente por países como China, por ejemplo-, el país se resquebraja por la aluminosis de sus propias ansias imperialistas. El objetivo de la guerra de Irak, ejemplarizar con el derrocamiento de Sadam Hussein y asentar una democracia occidental, nunca se produjo; la guerra de Afganistán es una auténtico fracaso y el instrusismo internacional de EEUU comienza a ser irritante… y esa irritabilidad, contagiosa. Cuba, Venezuela, Bolivia o Irán son enemigos declarados de EEUU -y muchos de sus motivos son justificados-, pero este rechazo se ha extendido por buena parte de Oriente Medio y, con matices, en las economías emergentes como Brasil o, incluso, Sudáfrica. China, por su parte, sonríe complaciente mientras arrebata una y otra vez negocios multimillonarios a los norteamericanos.
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En realidad, yo diría que tenemos ante nosotros una de las versiones más debilitadas de EEUU de los últimos años. A pesar de mantener su cierto poder unipolar en el escenario de las relaciones internacionales -cada vez más amenazado económicamente por países como China, por ejemplo-, el país se resquebraja por la aluminosis de sus propias ansias imperialistas. El objetivo de la guerra de Irak, ejemplarizar con el derrocamiento de Sadam Hussein y asentar una democracia occidental, nunca se produjo; la guerra de Afganistán es una auténtico fracaso y el instrusismo internacional de EEUU comienza a ser irritante… y esa irritabilidad, contagiosa. Cuba, Venezuela, Bolivia o Irán son enemigos declarados de EEUU -y muchos de sus motivos son justificados-, pero este rechazo se ha extendido por buena parte de Oriente Medio y, con matices, en las economías emergentes como Brasil o, incluso, Sudáfrica. China, por su parte, sonríe complaciente mientras arrebata una y otra vez negocios multimillonarios a los norteamericanos.
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