Aguirre, en el punto de mira

El uso político que está realizando de las Fuerzas de Seguridad del Estado, el trato de favor exclusivo que exige al ministro del Interior es para que éste ni siquiera responda, que lo haga alguien de su gabinete o quien lo haga habitualmente cuando Fulano de Tal escribe a Camacho. En un caso como éste, Aguirre debe ser tratada independientemente de su cargo, tanto a nivel institucional como ciudadano.

Y que Aguirre presuma de su cargo -"si esto me pasa a mi, que soy presidenta de la Comunidad"-, que alardee de la rapidez con la que consiguió el atestado policial, cuestione la integridad de ésta sugiriendo que podrían haberlo cambiado y que diga a la Policia Nacional cómo hacer su trabajo, a pesar de que ella no conoce la diferencia entre falta y delito, es desquiciante... tan desquiciante, que dan ganas de montar una macro concentración en la puerta de su casa, demostrarle cómo es realmente lo que le patina en la chota... y candidatos no faltarán, porque si algo tiene la 'lideresa' son enemigos, damnificados de su política neoliberal, de su imposiciones fascistoides, de su manipulación mediática, de sus recortes que acrecientan la brecha social entre ricos y pobres.

La diferencia entre los temores de Aguirre y los de todos esos damnificados es, sencillamente, que éstos son reales y los suyos producto de quien se sabe en el punto de mira (pacífico, pero punto de mira) de cientos de miles de ciudadanos.