Hecha la Democracia, hecha la trampa
Anoche asistimos en Londres a una de las máximas que rinden en la actualidad: hecha la Democracia, hecha la trampa. Durante cerca de seis horas el Parlamento estuvo debatiendo si aprobar o no la convocatoria de un referéndum para que el pueblo británico pueda decidir su futuro europeo. El plebiscito, previsto para 2013, plantearía tres posibilidades: mantenerse como hasta ahora en la Unión Europea (UE), reformar los términos de la permanencia o, directamente, abandonar la UE.
La propuesta, que venía respaldada por una iniciativa popular con 100.000 firmas, fue rechazada a pesar de que algunas encuestas hablan de que el 70% de los británicos desean la consulta y, de votar, la mitad preferiría salirse de la UE. Más de 80 diputados conservadores y unas decenas de laboristas respaldaron la moción para el plebiscito, aunque los líderes de las tres fuerzas políticas -Tories, Laboristas y Liberal Demócratas- tiraron de disciplina de partido para obligar a votar en contra.
El resultado fue 111 votos a favor y 483 en contra. El Gobierno de Cameron tenía claro que no quiere escuchar al pueblo. ¿Por qué? Porque entiende que el pueblo se puede equivocar -según su propio criterio-, y, efectivamente, puede abocar al país a salirse del mercado común, que representa más del 50% de las exportaciones británicas.
Y eso defrauda al pueblo y constata una realidad: los Gobiernos democráticos de la Vieja Europa creen que el resultado en las elecciones es un cheque en blanco por cuatro años y no han de rendir cuentas hasta que vence ese plazo. En casos como el de Cameron, incluso, defraudando a sus propios seguidores que ven a euroescépticos confesos como el ministro de Exteriores William Hague o el propio Cameron sonreir a Bruselas como contrapartida a sus socios de Gobierno, los Liberal-Demócratas.
¿Es legítima esta mordaza al pueblo? Diría que no. Cameron se aseguró perfectamente de que el pueblo no tuviera ninguna oportunidad de decidir por sí mismo si quiere estar o no en la UE. Para empezar, la consulta de ayer no era vinculante y, para acabar, amenazó con obligar a dimitir a los diputados que desafiaran la disciplina de partido. Y hoy amanece con más de 80 amotinados y casi medio centenar de abstenciones. Su autoridad ha quedado en entredicho pero, además, también lo ha hecho su sentido democrático del buen gobierno.
Pues anda que el sistema de meternosla doblada con la famosa "Constitucion europea" fue democratico
ResponderEliminar