El aprendiz de esclavo

Durante toda la campaña electoral (antes, incluso, de que fuera pre-campaña), la patronal se ha aferrado a los postulados de la derecha más conservadora con mayor fuerza de lo que habitualmente ya lo hace, como si fuera a la deriva y fuese su salvavidas. Y a pocos días del 20N, lanza su propuesta de recuperar la figura del aprendiz ganando un sueldo inferior a los 641 euros/mes en que se sitúa el salario mínimo interprofesional. Un salario que es ronda la mitad del de vecinos europeos como Reino Unido, Francia, Alemania, Holanda, Bélgica...

Todo el que lo ha padecido sabe cómo termina esa figura: exactamente igual que la del becario o, por precisar, la del precario, es decir, realizando labores que no le corresponden, con ninguna persona responsable que lo forme y cobrando una miseria. Y el empresario, el mismo al que tanto le gusta publicar sus tomos de Buen Gobierno y Responsabilidad Social Corporativa -aunque incluso en eso el empresario español peca de falta de transparencia-, exaltando la explotación salvaje. Resurge el aprendiz de esclavo en Occidente, aunque en esta materia, son muchos los que lamentablemente se han profesionalizado en nuestro país.

Y mientras, el PP y UpyD ni siquiera lo mencionan el salario mínimo en sus programas; el PSOE sólo lo hace para alardear del "40% que hemos aumentado el salario mínimo interprofesional" en los últimos años -curioso que no mire con carácter retroactivo a otras medidas de recortes sociales-; y EQUO no se moja y habla de subirlo "todos los años por encima de la inflación, hasta alcanzar el porcentaje sobre los salarios reales de los trabajadores que recomienda la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y otros organismos internacionales que promueven el trabajo decente". Tan sólo IU, que apuesta por subirlo a 1.100 euros/mes; y Anticapitalistas, que lo fija en 1.200 euros/mes, son concretos en la cifra.

Deberíamos comenzar a dar la vuelta a la tortilla y que sea el proletario quien le gane la partida al empresario. A fin de cuentas, ¿qué es un empresario? El cerebro de la empresa; y el trabajador, el corazón. Y todos sabemos lo que pasa cuando el corazón se para: por muy brillante que sea el cerebro, se queda seco.

Se avecinan malos tiempos para la generalidad tras el 20N . En cambio, para una élite, será una época dorada y amasarán más dinero que nunca. Las urnas siguen vacías  y todo eso puede, al menos, equilibrarse un poco más.