Antisistema es un elogio

¿Por qué habríamos de querer perpetuar un sistema que ha demostrado prolongadamente su ineficacia en garantizar una vivienda digna a las personas? ¿Por qué queremos hacer perdurar un sistema que no nos da trabajo, que produce injusticias sociales y, además, trata de impedir la buena educación de los más jóvenes para evitar así futuras rebeliones? Se equivoca Aznar al pensar que "cada vez que los socialistas gobiernan, dejan el país hecho una ruina". Y ésto no es una defensa del PSOE, nada más lejos, pues si algo ha demostrado el partido socialista en las dos últimas décadas es que convive con la traición al obrero con una comodidad insultante.

La ruina de la que habla Aznar no es más que producto del sistema, el mismo contra el que ahora luchan muchos de nuestros jóvenes y quienes les forman. PP y PSOE son, únicamente, peleles que ejecutan... lo que sucede es que unos ejecutan más que otros... y, otras veces, se cubren entre sí. Y como ejemplo de ello, la enseñanza concertada. Ese cáncer que tenemos en España y que ninguno de los dos partidos se ha propuesto nunca eliminar. En el caso del PP, además,  se ha reforzado y beneficiado en detrimento de la enseñanza pública. ¿Por qué? Para hacer creer a esa parte del electorado mal formado que, aunque por clase y poderío económico no le corresponde, accede a la educación de la élite. El problema es que miden la calidad de la educación por el número de pizarras electrónicas que hay en las aulas y, si me apuran, se puede aprender más en una asamblea popular de la Puerta del Sol que en muchas de esas clases.

Por todo eso, ser antisistema es un elogio: hay que luchar contra el sistema, hay que combatir todos sus tumores salvo que deseemos vivir de por vida con medicación crónica.