Mala comunicación
Mariano Rajoy volvió a cometer ayer los mismos errores que el anterior Gobierno: pensar que tiene toda la razón del mundo y que el pueblo se rebela por un problema de comunicación. ¿Recuerdan? Ese fue el máximo nivel de autocrítica que tuvo el PSOE para su debacle electoral tras la pésima gestión de la crisis por parte de la Administración Zapatero.
Ayer, durante su visita a Roma, Rajoy aseguró que "es obligado que los Gobiernos expliquemos el porqué de nuestras decisiones. No habrá reacción social si las medidas son percibidas por la gente como justas". ¿Qué significa eso exactamente? ¿Que la gente si entiende las medidas -por eso se manifiesta- pero hay que 'venderle la moto' de que son justas; o que en realidad son justas pero el pueblo no tiene suficiente capacidad de comprensión para verlo?
Cualquiera de las dos opciones son insultantes. El pueblo ha percibido perfectamente la justicia que hay en una reforma laboral que prima los intereses del empresario, al que se le da prácticamente un cheque en blanco. La gente detecta con todo lujo de detalle la justicia que hay detrás de que se premie a la banca por no echar a patadas a la calle a la gente más desfavorecida. La ciudadanía identifica con claridad la justicia que hay detrás de que un policía con mentalidad de matón dé "molinillo y calor negro" a adolescentes, medios de comunicación y transeúntes y el Gobierno le aplauda por ello.
Quizás, quien tiene un problema, no de comunicación, sino de comprensión, es el Gobierno. Debería hacérselo mirar inmediatamente... antes de que llegue el copago a Sanidad y nos cueste aún más.
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