Receta: trabajador a la reforma laboral

Esta receta es sin duda una de las preferidas por parte de la CEOE -y el Gobierno-, muy recomendable para grandes banquetes. Hay quien utiliza olla exprés, pero por lo general es un plato a cocinar a fuego lento.

Precio: Baratísimo
Dificultad: Muy fácil



Ingredientes (para 23 millones de población activa)
Un puñado de trabajadores honrados, chorizos (cuantos más, mejor), 1 descuelgue entero, 1 vasito de vino Productividad, una pizquita de sal(ario) y media docena de aprendices.


ELABORACIÓN
Se cogen los trabajadores, si están tiernos mejor. Los podrá encontrar en cualquier mercado, de muy buena calidad y con los precios por los suelos. Los ponemos a cocer, siempre con agua fría y una pizquita de sal(ario). Cuando el agua rompa a hervir, incorporamos los aprendices, bien pelados de contrato y bañados en un simple acuerdo.

Aparte, sofreír durante un año los emprendedores menores de 30 o, en su defecto y si el guiso es 'a la pyme' (para menos comensales), al primero de los empleados. Cuando estén en su punto, retirarlos del fuego. Los dejaremos aparte, quizás para reutilizar en otro plato; en este sólo los queremos para que coja sabor el guiso, ni siquiera se sirven.

Incorporamos a la cazuela el aceito del sofrito y removemos bien. Al chef Rosell le gusta seguir la receta más tradicional, y recomienda echar un chorrito de vino, si es posible de 'Bodegas Productividad', que le da un sabor sin igual y, además, evita tener que añadir al guiso subidas de IPC.
 
Cuando los trabajadores estén bien hechos, incorporamos los chorizos enteros y subimos un poco el fuego. Mantendremos siempre a los chorizos bien arriba, para evitar posibles roturas que nos estropeen el guiso. Cuando lleven dos trimestres, incorporamos el descuelgue del convenio colectivo, troceado en juliana. Es importante hacerlo en este momento y no antes, porque así conseguiremos corregir el punto de sal(ario) y el tiempo de cocción.

TRUCO: Aunque este plato es tradicional de nuestra gastronomía nacional, a los puristas de la CEOE les gusta darle un toque inglés. Lo puso de moda Thatcher en los años 80 y consiste en tapar la cazuela a cal y canto justo después de añadir el descuelgue. De este modo, conseguimos que los trabajadores no salten en huelga, que podría dar al guiso un gusto a requemado.

Pasado ese tiempo, tenemos varias opciones, o bien condimentamos con un buen ERE sin autorización judicial, o sacamos a los trabajadores de la olla y se cuelan por un despido objetivo, sazonados con 20 días de indemnización. Si tuviéramos que retirar del fuego a los trabajadores antes de tiempo, podemos hacerlo, pero entonces sazonaremos con 33 días.

PRESENTACIÓN
El trabajador a la reforma laboral se sirve en la mesa, en plato hondo, casi depresivo. En un puchero tendremos los trabajadores y su caldo y en otro los chorizos. Recomendamos madirar con una Botella de 'Beneficio de la Comunidad'. Es una bodega que arranca ahora y cuyo caldo se elabora con uvas del tipo parado con prestación.

¡Buen provecho!
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2 comentarios

  1. A la ministra de Empleo, Fátima Báñez, le gustan las novelas de misterio. Quizás por ello, nos ha ido mostrando la reforma laboral por etapas.
    Pasan los días y ya nos vamos enterando del asunto y creo que ya podemos hacernos una cierta idea de conjunto: es una reforma buena para los empresarios que quieren echar gente, especialmente los grandes, y es muy mala para las dos centrales mayoritarias, CCOO y UGT, a los que se les ha arrebatado dinero y ahora se les arrebata poder. Por eso están tan cabreados. Eso sí, lo que no les ha quitado el PP es el protagonismo. Porque claro, no sólo es que haya baja afiliación en España sino que las centrales vivan del erario público.
    Porque claro, lo llamativo es que los sindicatos llegaran a un acuerdo con los empresarios en víspera de la reforma, un acuerdo que suponía la ultracongelación salarial de unos salarios ya muy congelados. ¿Cómo pudieron aceptar los señores Toxo y Méndez tal barbaridad contra los intereses de los trabajadores, sus presuntos defendidos? Pues porque a los señores Méndez y Toxo lo que les interesan son los subsidios, no los salarios, que son muy bajos en España. Les interesa, también su protagonismo -exagerado- en la negociación colectiva. De hecho, lo peor que tiene esta reforma Báñez es que destruirá más empleo del que creará y lo bueno es que reduce el papel de la patronal y las dos grandes centrales.
    En España no se valora el trabajo y eso es peligroso. No sólo, como dice la ministra, los ajustes empresariales se hacen mediante despidos: también se hace con unos salarios de subsistencia, los mismos salarios que hacen que el consumo no repunte y con ello la crisis se agrave.
    Aseguran los dos líderes sindicales, Méndez y Toxo, que pretenden convertir las calles en un hervidero, el próximo fin de semana. Pues bien, más valdría que pidieran subida del salario mínimo y menos impuestos laborales que mantener. Que es tanto como decir, menos preocuparse de su propio protagonismo y más de los trabajadores.
    ¡Son los salarios, estúpidos, los salarios!

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  2. Creo que aunque nos fastidie, esto era lo mejor para todos. Subida de impuestos y una reforma laboral mas en consonancia con la media europea. En ningun pais pagan indeminaciones de 45 dias por año trabajado. Aunque en el fondo a muchos nos joda. La verdad es la verdad y hay que decirla.

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