Cambios
"Si hace doscientos años ni siquiera el inmovilismo del viejo régimen pudo acallar la corriente reformista de las Cortes de Cádiz, tampoco en Andalucía el inmovilismo va a parar el viento de cambio". Son palabras de Mariano Rajoy ayer en Cádiz, tirando de La Pepa para llamar al cambio. Y no sorprende que lo haga, la verdad, no tanto por los avances que tuvo sobre el papel como por consider que en la redacción de aquel texto participaron casi un centenar de eclesiásticos -inquisidores incluidos- y toda una pléyade de burgueses de nuevo cuño. Habría que revisar, quizás, esa celebración desmedida por un texto al que muchos atribuyen el origen de la España moderna. Bastaría revisar el estado de la España moderna e ir retrocediendo.
El cambio en Andalucía vendrá respaldado, como también se encargó de advertir Rajoy -aunque fiel a su estilo, sin concretar-, de muchas más reformas. Días atrás, de hecho, Javier Arenas ya había avanzado algunas de ellas, al referirse a la austeridad que llegará a la Administración andaluza "con todas las consecuencias". Y mientras, al otro lado, el PSOE tirando de las viejas glorias para ver si consigue paliar una nueva debacle electoral -la mayoría absoluta del PP parece inevitable.
Alfonso Guerra emergía de las profundidades arremetiendo contra la CEOE, olvidando que su gestión de la crisis y el paro en los años 80 supuso la primera gran traición al proletariado en favor de la patronal. Suyo y de su colega Felipe González es el dudoso honor de haber popularizado entonces la expresión "apretarse el cinturón". Pero a algunos, se les olvida ahora...
Y algo me dice, a la luz de los sondeos, que el próximo 25 de marzo la amnesia se extenderá, incluso, al pasado reciente... y por reciente me refiero a los dos últimos meses.
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