Grito a la anormalidad

Poco a poco, superado el desahucio, dolorido por dormir en colchoneta y luchando por recuperar la fianza del anterior alquiler (tiene guasa, pero desahucian al casero por impago de hipoteca y aún cabe la posibilidad de que yo pierda el depósito por incumplir el preaviso de dos meses de abandono del apartamento), resucito dbnews. No es que estuviera muerto, pero si aletargado –y seguirá bajo mínimos- hasta la semana que viene, cuando espero que recupere la total normalidad.

Normalidad que parece instalada en España, muy a pesar nuestro, porque lo que se ha convertido en normal en nuestro país no es más que un cúmulo de corrupción, sinvergüenzas, ladrones y poderosos que retroalimentan sus bajezas morales, cubriéndose los unos a los otros. La honestidad, la buena gestión, la justicia social y, en definitiva, la Democracia real más allá de la dictadura del capital es lo anormal –quizás por eso me enorgullezco de considerarme antisistema, de esos que enervan al retrógrado Jorge Fernández Díaz.

La mejor prueba de esta normalidad lamentable en España es el caso de Bankia y el rescate en toda regla que asume el Estado con, por lo menos, 7.000 millones de euros. Tiene que ser duro, muy duro, para uno de los muchos desahuciados por Bankia saber que ahora es él quien con su dinero, el de sus impuestos, salva los muebles al banco. Tiene que hacerse muy cuesta arriba al jubilado dependiente que le acaban de retirar la ambulancia que le llevaba al hospital todas las semanas saber que la misma cantidad que han recortado las Comunidades Autónomas a la Sanidad es con la que se premia la mala gestión de Bankia. El mismo banco cuya ventas de acciones levantaron –y levantan- sospechas, el mismo banco que pagaba a sus directivos cantidades astronómicas con su presidente Rodrigo Rato a la cabeza, con sus 1,2 millones de euros al año.

Que era necesario salvar al banco es incuestionable, por el bien de los ahorros de todos los ciudadanos que confiaron un día en Caja Madrid –no tantos en Bankia-, pero que habría que depurar responsabilidades también lo es. Sencillamente es un insulto a la ciudadanía el hecho de que se nacionalice un banco sin buscar a las responsables de la quiebra. Y la gota que ha colmado el vaso, el gesto que termina por delatar el poco decoro, la bajeza del Gobierno y los poderes económicos de España, es el nombramiento de Ignacio Goirigolzarri como nuevo presidente de Bankia, después de que se jubilará del BBVA con 55 años y una pensión de 68,7 millones de euros. No son pocos los ciudadanos que habrían preferido a un recién licenciado de Económicas.

Por todo eso, este fin de semana, el aniversario del 15M es una buena excusa –aunque sobran los motivos- para salir a la calle y hacer un grito a la anormalidad, porque de nada sirve que desde fuera tengan confianza en España si dentro se ha perdido la fe.