La arruga es bella
Que un veterano como Fernando López-Amor, vicepresidente de la Comisión de Presupuestos del Congreso y coordinador del PP en la subcomisión parlamentaria del FROB, prefiera correr un tupido velo sobre las negligencias de la quiebra de Bankia, alegando que perjudica a la Marca España es, sencillamente, inaceptable... pero es el modo de hacer política del PP. Ante todo, aparentar, aunque bajo la capa de maquillaje se escondan profundas arrugas.
Ya lo hizo en la campaña, con su maquillaje de promesas que una vez en la Moncloa procedería a desmaquillar. Ahora, vuelven a caer en un error aún más grave si cabe. Toda Europa conoce los chanchullosde Gobierno y la Banca española. Esa imagen ya está seriamente dañada, más aún, con el descrédito del Banco de España que el propio Rajoy se ha encargado de procurar. Y la única posibilidad de reestablecer la confianza, la credibilidad que tanto ansía el PP es, precisamente, la que están negando.
Depurar responsabilidades, sentar en el banquillo a los responsables del agujero finaciero en la Banca y condenar a los culpables, caiga quien caiga -puede que, incluso, algún alto cargo de la Administración- es el único camino para lavar una imagen ya muy deteriorada. Que se vean las arrugas, vaya, que la arruga es bella, y se dejen de tanto maquillaje que no hace más que ocultar momentáneamente la realidad. Todo lo demás, es falsear, ocultar y, por supuesto, negar la mínima transparencia exigible en el sistema democrático que nos tratan de vender -aunque no es tal.
Ya lo hizo en la campaña, con su maquillaje de promesas que una vez en la Moncloa procedería a desmaquillar. Ahora, vuelven a caer en un error aún más grave si cabe. Toda Europa conoce los chanchullosde Gobierno y la Banca española. Esa imagen ya está seriamente dañada, más aún, con el descrédito del Banco de España que el propio Rajoy se ha encargado de procurar. Y la única posibilidad de reestablecer la confianza, la credibilidad que tanto ansía el PP es, precisamente, la que están negando.
Depurar responsabilidades, sentar en el banquillo a los responsables del agujero finaciero en la Banca y condenar a los culpables, caiga quien caiga -puede que, incluso, algún alto cargo de la Administración- es el único camino para lavar una imagen ya muy deteriorada. Que se vean las arrugas, vaya, que la arruga es bella, y se dejen de tanto maquillaje que no hace más que ocultar momentáneamente la realidad. Todo lo demás, es falsear, ocultar y, por supuesto, negar la mínima transparencia exigible en el sistema democrático que nos tratan de vender -aunque no es tal.
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