Caraduras

¿Por qué sólo algunas? Bien, porque todos los diputados cobran dietas por valor de 870,56 euros, para sus gastillos, ya saben, pero quienes son de fuera de Madrid redondean la cifra con 953,30 euros adicionales para casa y comida. Curioso, pensarán ustedes, que el salario mínimo interprofesional no llega ni a 650 euros y, en cambio para los diputados, roza los 1.000 euros. Pura honestidad, vaya.

Como de falta de honorabilidad podríamos mencionar a Sáenz de Santamaría, Arias Cañete, Ruiz-Gallardón y Mato que cobran por su alojamiento a pesar de poseer viviendas en la capital... y Rajoy, que también la cobra mientras vive en La Moncloa. Al principio de la legislatura, Toni Cantó, diputado por Valencia, renunció a esta dieta por poseer piso en Madrid.

Pero lo que ya roza lo esperpéntico es el caso del octavo ministro de la lista -sí, antes mencioné ocho pero sólo cité a siete-. El octavo es Cristóbal Montoro, que cobra los 1.823,86 euros al mes a pesar de tener ni uno, ni dos, sino tres pisos en Madrid, que ha de sumar al pisito en Alicante y una plaza de garaje en Madrid. Sólo por el alquiler de uno de los pisos recibe 10.200 euros al mes.

Pero "no hay dinero en las arcas para pagar los servicios públicos" y "hay que renunciar a lo que no es financiable ni posible". Son palabras de Montoro en el Congreso. La honorabilidad de los miembros del Gobierno brilla por su ausencia. No parece que acciones como cobrar estas dietas acompañen demasiado a su llamamiento de unidad a la sociedad española. Más bien al contrario, genera malestar e indignación, la base para actuar. La ciudadanía ya siente que son demasiados errores consecutivos por parte del PP que, de un modo u otro, ha de dar paso a otros en la tarea de gobernar.