Fernández Díaz, el medallista

El pasado 17 de octubre, pomposo e hinchado como un pavo, comparecía el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, para dar detalles de la Operación Emperador, aquella contra la mafia china. Fernández Díaz calificó la operación como "la mayor de la historia de la Policía española en lucha contra el crimen organizado" y con aires de grandeza, diría que chulería, avanzaba que "se van a detener más todavía" y que habría sorpresas "pero no lo voy a decir evidentemente como pueden entender perfectamente".

Bien, algo más de un mes después, no sólo no hubo más detenciones, mucho menos que sorprendieran,  sino que un clamoroso error de la Fiscalía Anticorrupción pondrá en libertad a los detenidos, incluido el capo de la trama Gao Ping: No se respetó el habeas corpus y la declaración de Ping se hizo después de 72 horas tras su detención. Ahora, a Fernández Díaz no se le ha visto el pelo, salvo al lado de Alicia Sánchez-Camacho para celebrar que el PP no ha conseguido su objetivo en las elecciones catalanas, que era convertirse en la segunda fuerza política de Catalunya (ha perdido un puesto y ahora es la cuarta). El titular de Interior no parece amigo de asumir responsabilidades, tan sólo gusta de colgarse medallas ajenas. Mal asunto ese, sin duda, pues sin con un error judicial se actúa de este modo, imaginen cómo se actuará en, por ejemplo, casos de corrupción.

Para Fernández Díaz, la Operación Emperador es un "ejemplo del empeño" del Ejecutivo en luchar contra el fraude fiscal y laboral. Es paradójico que haga este tipo de declaraciones el ministro de un Gobierno que regala una amnistía fiscal al defraudador; una amnistía, por otro lado, que por el lamentable modo en que se puso en marcha y las inseguridades legales que ofrecía, se va a quedar muy lejos de los resultados esperados. El objetivo era recaudar 2.500 millones de euros, en septiembre apenas se había alcanzado los 100 millones y el plazo vence en tres días. Dicho de otro modo, ha sido un doble fracaso de Cristóbal Montoro puesto que, además de que la medida ha tenido un pobre impacto en las arcas del Estado, ha infringido un gran daño al buen contribuyente, que ha sentido menospreciado su esfuerzo para cumplir con el pago de impuestos.

Culminando la serie de despropósitos -y otra vez desde el PP de la Comunidad Valenciana, posiblemente uno de los más corruptos y derrochadores del triste panorama nacional-, las declaraciones de la diputada María Pilar Sol, asegurando que los parados de larga duración que agotaron sus prestación por desempleo han utilizado las ayudas públicas de 400 euros para comprar televisores de plasma.