Gestos transparentes de políticos opacos
El Congreso de los Diputados ha aprobado la publicación de los viajes parlamentarios en delegaciones internacionales pero se ha blindado en cuanto al coste de los mismos, que no se hará público. Sí se sabe, en cambio, que sus señorías siempre volarán en preferente, tal y como se explicita en el documento de la Cámara Baja: "Las reservas de vuelos se realizan siempre, con independencia de destino, en clase preferente, salvo que la compañía aérea no disponga de esta clase".
En un momento en el que a los españoles, no se les está pidiendo sacrificios, sino que se los están imponiendo, los diputados deberían ser más cuidadosos, más responsables con sus deberes políticos y morales. No lo son, en absoluto, y harían bien mirando hacia otros países europeos, tan amigos como son de compararse con terceros cuando aplican recortes de derechos y libertades. El primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, que no tiene avión oficial, es un buen ejemplo de ello: en su reciente visita a Rajoy, Katainen viajó en línea regular, en clase turista, y volvió haciendo escala.
Más grave aún es que los diputados no quieran hacer público el coste de sus viajes como medida de transparencia. Ocultarlo ya es motivo para que el ciudadano se tema lo peor, dando rienda suelta a la imaginación y pensando que si existe opacidad en un asunto tan menor, qué no estaremos viendo. Aterra. Por lo pronto, su propio sueldo es una incógnita, pues a pesar de que los diputados presumen de que son públicos en la web del Congreso, lo que es público es la asignación a cada una de las categorías, por lo que uno ha de ir averguando diputado por diputado que cantidades (sueldos, dietas, complementos...) le corresponden... Dicho de otro modo, complicarlo para que al ciudadano le resulte difícil averiguar, por ejemplo, que el presidente del Congreso Jesús Posada gana más de 13.000 euros brutos al mes.
Nuestros políticos continúan enviándonos señales equivocadas. Y eso ha de costarles caro. Muy caro.
En un momento en el que a los españoles, no se les está pidiendo sacrificios, sino que se los están imponiendo, los diputados deberían ser más cuidadosos, más responsables con sus deberes políticos y morales. No lo son, en absoluto, y harían bien mirando hacia otros países europeos, tan amigos como son de compararse con terceros cuando aplican recortes de derechos y libertades. El primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, que no tiene avión oficial, es un buen ejemplo de ello: en su reciente visita a Rajoy, Katainen viajó en línea regular, en clase turista, y volvió haciendo escala.
Más grave aún es que los diputados no quieran hacer público el coste de sus viajes como medida de transparencia. Ocultarlo ya es motivo para que el ciudadano se tema lo peor, dando rienda suelta a la imaginación y pensando que si existe opacidad en un asunto tan menor, qué no estaremos viendo. Aterra. Por lo pronto, su propio sueldo es una incógnita, pues a pesar de que los diputados presumen de que son públicos en la web del Congreso, lo que es público es la asignación a cada una de las categorías, por lo que uno ha de ir averguando diputado por diputado que cantidades (sueldos, dietas, complementos...) le corresponden... Dicho de otro modo, complicarlo para que al ciudadano le resulte difícil averiguar, por ejemplo, que el presidente del Congreso Jesús Posada gana más de 13.000 euros brutos al mes.
Nuestros políticos continúan enviándonos señales equivocadas. Y eso ha de costarles caro. Muy caro.
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