Confianza en la corrupción
Confianza, confianza, confianza. Este es el mantra del Gobierno del PP para que España levante cabeza de la recesión atrayendo capital extranjero. El propio príncipe se ponía hace unos días el traje de comercial y avalaba las medidas antidemocráticas y de injusticia social emprendedidas por el Ejecutivo de Rajoy para vender España a los inversores extranjeros.
Sin embargo, cada día que abrimos el periódico aparecen nuevos casos de corrupción, nuevas actuaciones irregulares, ilegales o éticamente reprobables; buena parte de ella provenientes del mismo partido que reclama confianza. Ayer mismo, el escándalo fue supino: el ex tesorero del PP, Bárcenas, ocultaba 22 millones de euros en Suiza. A su lado, el ático comprado por el presidente madrileño, Ignacio González, por más de 700.000 euros casi parecía una chiquillada.
Las reacciones de los dirigentes del PP ha dejado mucho que desear, aunque entran en lo predecible. Sencillamente, se han desentendido, como hiciera en su día la CEOE con el estafador Díaz Ferrán. Lo que sucede es que estos hechos tienen aun mayor gravedad, más aún después de la que organizaron los de Génova durante la campaña electoral catalana con las cuentas suizas de miembros de CiU. Ya saben, aquello del "mayor escándalo de la democracia", como lo bautizó Esperanza Aguirre.
Apenas unos meses después, el rasero cambia, como todo en este Gobierno cuando se trata de cubrir a los suyos o, ni siquiera eso, de salvar los muebles sacrificando al que haya que sacrificar. Ya hay voces hoy que hablan de una regularización de Bárcenas, esto es, que el ex tesorerode la Gürtel del PP se acogió a la deleznable amnistía fiscal de Montoro. Hoy habrá más sorpresas. Es posible, incluso, que Rajoy y los suyos corran un tupido velo, como ya hicieran con los 900 millones de euros de Botín en Suiza, cuya causa fue finalmente archivada.
¿Será esta la confianza de la que habla el Gobierno? La confianza en la corrupción: estafa, que no te pasará nada si eres de los nuestros... como mucho, te mandamos de asesor de Telefónica para Europa y Latinoamérica.
Sin embargo, cada día que abrimos el periódico aparecen nuevos casos de corrupción, nuevas actuaciones irregulares, ilegales o éticamente reprobables; buena parte de ella provenientes del mismo partido que reclama confianza. Ayer mismo, el escándalo fue supino: el ex tesorero del PP, Bárcenas, ocultaba 22 millones de euros en Suiza. A su lado, el ático comprado por el presidente madrileño, Ignacio González, por más de 700.000 euros casi parecía una chiquillada.
Las reacciones de los dirigentes del PP ha dejado mucho que desear, aunque entran en lo predecible. Sencillamente, se han desentendido, como hiciera en su día la CEOE con el estafador Díaz Ferrán. Lo que sucede es que estos hechos tienen aun mayor gravedad, más aún después de la que organizaron los de Génova durante la campaña electoral catalana con las cuentas suizas de miembros de CiU. Ya saben, aquello del "mayor escándalo de la democracia", como lo bautizó Esperanza Aguirre.
Apenas unos meses después, el rasero cambia, como todo en este Gobierno cuando se trata de cubrir a los suyos o, ni siquiera eso, de salvar los muebles sacrificando al que haya que sacrificar. Ya hay voces hoy que hablan de una regularización de Bárcenas, esto es, que el ex tesorero
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