"Hay que estar agradecidos de que se nos golpee en las costillas pero no se nos mate"
Rebelión publica hoy la carta de una lectora que remueve las entrañas, uno de esos testimonios que retrata a la perfección el sentir general de quienes padecen, no sólo el azote de los recortes impuestos por el Gobierno, sino el modo en que los impone: "hay que estar agradecidos de que se nos golpee en las costillas pero no se nos mate".
La carta de María Vacas expresa con gran tino la indignación de los funcionarios, que no sólo es el empleado de ventanilla, que también lo son los profesores, los médicos, los policías...: "Los ciudadanos son conscientes de que estos recortes improvisados están generando graves problemas organizativos en centros de trabajo".
Vacas advierte sobre algo que ya era manifiesto para el resto de la sociedad: la improvisación por parte de nuestros dirigentes, que lo único que parecen tener claro es a quién no tienen que afectar sus duras medidas -y, a ser posible, beneficiar, incluso-: "Parece ser que para el presidente es más sencillo y menos gravoso, aunque también muy poco edificante y falto de ética, focalizar todas las medidas dolorosas en los más indefensos, en lugar de centrarlas de forma ejemplar sobre él mismo y sus compañeros de casta".
Mientras, desde las filas del PP, así como del Gobierno -por ese orden-, continúan vanagloriándose de que la reforma laboral, con seis millones de parados, ha destruido menos empleo; algo que, sencillamente es falso, puesto que solo en nueve meses se han esfumado 122.000 empleos. No contentos con ello, De Guindos amenaza con nuevas medidas para flexibilizar los salarios, esto es, reducirlos aún más tal y como dicta Merkel desde Alemania.
¿Cuál es la respuesta del principal partido de la oposición? Movilizar el crédito creando un fondo público para emprendedores: 20.000 millones de euros. Todo bien con estimular el crédito pero, ¿por qué demonios es preciso crear un fondo público cuando ya hay dinero de las arcas del Estado suficiente en los bancos para que éstos hagan su trabajo? ¿Por qué no legislar de una vez por todas para que todo banco con dinero público esté obligado a conceder créditos, como mínimo, a pymes y familias?
Por otro lado, no sólo es injusto, sino además extraordinariamente vago, hacer recaer la responsabilidad de la reducción del desempleo sobre los hombros de los autónomos y emprendedores, a los mismos a los que aun a día de hoy se ningunea, se imponen barreras para su supervivencia y el Estado se convierte en el mayor de sus problemas, con una interminable lista de impagos que, incluso, son ilegales por superar el plazo contemplado por la ley.
Habrá más cartas como la de Vacas, algunas de ellas en forma de pancartas, de grito en la calle que, con suerte, resonarán en el Congreso de los Diputados.
La carta de María Vacas expresa con gran tino la indignación de los funcionarios, que no sólo es el empleado de ventanilla, que también lo son los profesores, los médicos, los policías...: "Los ciudadanos son conscientes de que estos recortes improvisados están generando graves problemas organizativos en centros de trabajo".
Vacas advierte sobre algo que ya era manifiesto para el resto de la sociedad: la improvisación por parte de nuestros dirigentes, que lo único que parecen tener claro es a quién no tienen que afectar sus duras medidas -y, a ser posible, beneficiar, incluso-: "Parece ser que para el presidente es más sencillo y menos gravoso, aunque también muy poco edificante y falto de ética, focalizar todas las medidas dolorosas en los más indefensos, en lugar de centrarlas de forma ejemplar sobre él mismo y sus compañeros de casta".
Mientras, desde las filas del PP, así como del Gobierno -por ese orden-, continúan vanagloriándose de que la reforma laboral, con seis millones de parados, ha destruido menos empleo; algo que, sencillamente es falso, puesto que solo en nueve meses se han esfumado 122.000 empleos. No contentos con ello, De Guindos amenaza con nuevas medidas para flexibilizar los salarios, esto es, reducirlos aún más tal y como dicta Merkel desde Alemania.
¿Cuál es la respuesta del principal partido de la oposición? Movilizar el crédito creando un fondo público para emprendedores: 20.000 millones de euros. Todo bien con estimular el crédito pero, ¿por qué demonios es preciso crear un fondo público cuando ya hay dinero de las arcas del Estado suficiente en los bancos para que éstos hagan su trabajo? ¿Por qué no legislar de una vez por todas para que todo banco con dinero público esté obligado a conceder créditos, como mínimo, a pymes y familias?
Por otro lado, no sólo es injusto, sino además extraordinariamente vago, hacer recaer la responsabilidad de la reducción del desempleo sobre los hombros de los autónomos y emprendedores, a los mismos a los que aun a día de hoy se ningunea, se imponen barreras para su supervivencia y el Estado se convierte en el mayor de sus problemas, con una interminable lista de impagos que, incluso, son ilegales por superar el plazo contemplado por la ley.
Habrá más cartas como la de Vacas, algunas de ellas en forma de pancartas, de grito en la calle que, con suerte, resonarán en el Congreso de los Diputados.
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