“La Cooperación debería tender a la militancia y no a la profesionalización y la burocracia"

Víctor Serrada tiene 32 años, cinco de los cuales anduvo con un pie en África y otro en Centroamérica, inmerso en proyectos de Cooperación al Desarrollo. De aquella época a Víctor (nombre ficticio por temor a represalias profesionales) le ha quedado un sabor agridulce. En esta entrevista describe el mundo de la Cooperación visto desde dentro.

¿Qué valoración global hace de estos cinco años? 
Como experiencia personal muy positiva, aprendí muchísimo. Llegué a África con 26 años recién cumplidos y a nivel personal me tuve que adaptar a vivir sin agua y sin luz; eso es un shock, uno de esos privilegios que traes de aquí... Tienes que montar una oficina en un país donde no hay ni agua ni luz, por lo tanto internet es como de otra galaxia, y eso supuso un gran aprendizaje, adaptarse a realidades muy distintas.

A nivel laboral, el resquemor que me queda es un poco de decepción, porque hay gente muy válida trabajando en el mundo de la cooperación, pero las instituciones de todos los niveles o los directivos de esas instituciones no cuadran muy bien con lo que después pasa en terreno. Cuando se trabaja desde la oficina sólo se mira al financiador y al cumplimiento de sus normas, pero cuando estás sobre el terreno ves que el proyecto puede ir bien, pero que no se va a cumplir en doce meses.

Hay mucho mito en cuanto al dinero que manejan las ONG, ¿cómo se distribuye la ayuda a la Cooperación? La mayor parte del dinero que se mueve en Cooperación es AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo), y en 2011 suponía un 80%, que lo manejaba el Gobierno de España a través de la AECID o de estructuras supranacionales, véase ONU, UE o acuerdos bilaterales entre países. Al resto de actores de la cooperación, a las ONG que son las más visibles para el ciudadano, en realidad le queda ese 20%.

Muchas veces la gente se cree que todo el dinero va canalizado a través de las ONG pero éstas se tienen que pelear por un 20%, lo que también perverso, porque hace que compitan entre ellas en lugar de ayudarse.

Como el 80% del presupuesto lo maneja directamente el Gobierno, ¿hasta qué punto esa parte de Cooperación se ha convertido en una nueva forma de colonización? 
En todos los niveles. Las estrategias de neocolonización funcionan a todos los niveles porque un país decide que otro es prioritario estratégicamente a sus políticas de desarrollo en función de los intereses comerciales que tenga en esa parte del planeta, así como de intereses geopolíticos (votación en asambleas de ONU, acuerdos bilaterales con excolonias para mantener las influencias, etc).

¿No en función de las necesidades del país al que hay que ayudar?
No, y eso hace que Nicaragua ahora mismo siga siendo preferente a pesar de que casi es un país intermedio según el IDH (Índice de Desarrollo Humano). Al país al que más dinero mete la AECID es Nicaragua, que no es el país más necesitado del mundo. Guinea Bissau, por ejemplo, no tiene ni agua ni luz, pero la AECID mete mucha más pasta en Nicaragua que en Guinea. ¿Por qué? Para empezar porque Unión Fenosa es la empresa que gestiona toda la electricidad a nivel nacional en Nicaragua. Otros intereses allí son los caladeros pesqueros del Golfo de Fonseca.

¿Siempre ha sido así?
Sí, al final las prioridades de los Gobiernos van en función de los intereses comerciales o de otra índole. Por ejemplo, todo esto de la Alianza de las Civilizaciones: España entró en África en 2006 y 2007 con el Gobierno de Zapatero porque salían muchos cayucos. Entendieron que una forma de parar esos cayucos era invertir en esos países, y hasta ahí puede estar bien, pero la AECID tenía que decidir cómo gastar 18 millones de euros en tres años en Guinea Bissau.

Un día antes de reunirse con el Gobierno guineano, la AECID reunió a las cinco ONG que ya estaban trabajando allí, para ver qué se podía hacer. A pesar de las advertencias de que el país era un Estado fallido, de que no había Estado sino una élite que robaba, y de la recomendación de canalizaran esos 18 millones de euros a través de la sociedad civil o de ONG locales, el resultado fue que de los 18 millones de euros, 16 fueron a apoyo presupuestario del Gobierno de Guinea Bissau. ¿Por qué? Porque este gobierno permitía que cualquier persona que llegara con un cayuco a Canarias fuera repatriada a Guinea; Senegal sólo acepta ciudadanos senegaleses, Malí a malienses, pero Guinea a cualquiera y eso tiene un precio.

Y es perverso porque ahí entramos en el juego de la soberanía. No se exige la misma rendición de cuentas de ese dinero a una ONG que a un Gobierno, porque éste tira de la soberanía; se dona todo el dinero sin decidir siquiera su destino porque se entiende que el Estado es soberano y se autogobierna. Cuando esos mismos países receptores utilizan su soberanía para rechazar políticas del Norte (negarse a un acuerdo fronterizo, expropiar empresas internacionales, veáse YPF o los casos de Bolivia) rápidamente se descalifica a esos gobiernos con adjetivos como "populistas", "dictaduras", etc...Es decir, cuando ejercen su soberanía para oponerse a nuestra políticas no vale, pero sí que son muy cuidadosos de "defender" la soberanía de esos países cuando les hablas de despilafarro de dinero de Cooperación.

Otros países como Reino Unido, sí han cortado su ayuda a Cooperación por temas de corrupción con Gobiernos como el de Malawi. 
Yo a España nunca le he visto hacerlo. Sí he visto a los suecos, que se fueron de Guinea Bissau porque llevaban diez años metiendo dinero y viendo que no había impacto ni resultado y que se lo robaban todo, se fueron. Dinamarca también lo hace.

Rigidez y corruptelas 
La neocolonización se da en el modo en el que se eligen los países de destino de la ayuda pero, ¿qué hay de su utilización posterior?
Esa es otra gran perversión o cuestión a resolver. Por mucho esfuerzo que hagas de respetar la forma y tiempos de organización locales, al final tienes que cumplir los criterios del financiador, aunque la realidad del país sea otra. Eso hace que al final vas justificando en función de lo que el financiador te exige y te obliga a inventar. Tú tienes un proyecto a medio acabar y como el plazo se termina ya, al final impones modelos y tiempos totalmente occidentales que no se están dando en la práctica. Estás obligado a justificarlo para que al año siguiente te den más dinero y al final, más que mentir, maquillas los resultados.

Finamente, todos esos modelos impuestos generan más dependencia en lugar de autonomía, porque el trabajador de la ONG local o la propia persona que se beneficia del proyecto termina haciendo cosas que desde su perspectiva social y cultural haría de otro modo y a otros ritmos. Acaba haciéndolo como tú dices porque si no él tampoco recibe más dinero.

Tal y como lo describe, parece que todo es demasiado rígido. 
En la Cooperación española sí, en otras europeas no. Antes estaban las famosas ampliaciones, que suelen ser de seis meses, pero ahora con los recortes no resulta tan sencillo. Lo triste del asunto es que al financiador, en el fondo, no le importa si las mujeres del Golfo de Fonseca han mejorado sus condiciones de vida o que el joven de Dakar esté menos expuesto a las infecciones de VIH.

Lo importante para él es una cuestión de imagen, es cubrir su presupuesto de cara a su Gobierno y punto. Muchas veces, y esto también es muy dado en ONG grandes, anuncian a bombo y platillo grandes infraestructuras como hospitales pero y luego, ¿cómo se mantienen esos hospitales? ¿Quién trabaja en ellos y cómo se les paga? Así sucede que hay muchas infraestructuras que no sólo están infrautilizadas, sino que están directamente cerradas.

Se privilegia mucho la urgencia en lugar de la sostenibilidad, a pesar de que los financiadores lo tienen todo el día en la boca; eso y participación, pero después cuando lo ejecutan a través de AOD no lo hacen, sólo se lo exigen a las ONG.

En Honduras, por ejemplo, España dio cinco millones de euros para atención materno- infantil. Llegó el golpe de Estado en 2009 y el Gobierno golpista robó ese dinero, gastándose mucho de ese dinero, aunque no tengo pruebas, en material antidisturbios, desplazamientos de tropas, reprimir manifestaciones en todo el país.

Por otro lado, ¿se supedita Cooperación en función de adjudicación de grandes proyectos de infraestructuras?
El sistema funciona de modo que dicen “yo te financio la obra de este puente si tú contratas a una empresa española para ello”. Abres mercado a empresas españolas pero es una forma clarísima de nuevas formas de colonización, porque das dinero condicionado, sin desarrollar tejido productivo en ese país.
 

¿Esa es la parte oscura de quien da las ayudas, pero ¿qué hay de quienes la reciben? ¿Qué situaciones has encontrado en otros países receptores? 
Ya no es sólo ONG nacionales e internacionales, en donde siempre encuentras personas que han montado sus chiringos particulares, sino también a las élites o gobiernos de los países receptores que también maquillan resultados de, por ejemplo, incidencia del VIH, para recibir más fondos de lucha contra esta enfermedad. Eso hace que se generen corruptelas y malas prácticas.

En el fondo, lo que yo he visto es que todo el mundo está más pendiente del financiador que de los resultados, del impacto. Todo el mundo está muy preocupado por seguir consiguiendo subvenciones sin importar mucho los resultados de esas subvenciones. Al final se han montado estructuras que viven de esas subvenciones y por tanto la ONG, como toda institución, acaba por tender a perpetuarse y a privilegiar la obtención de más subvenciones y no la calidad de sus proyectos o el impacto positivo de los mismos. Lo importante es cubrir lo que pide el financiador para que en la próxima convocatoria te sigan dando dinero.

Las estructuras que crecen, incluso, para poder seguir accediendo a subvenciones, ¿no es así? 
Claro. Si quieres obtener fondos de la Generalitat de Catalunya, te obligan a abrir oficina allí; incluso, lo hay más descentralizado, porque si quieres subvenciones de la diputación de Lleida tienes que tener oficina en Lleida, ya no vale Barcelona. Todo eso genera gastos y se pierde dinero en el camino. Es inevitable tal y como está montado el sistema.

La gran duda para muchas personas a la hora de colaborar con una ONG, ¿grandes o pequeñas? 
Pequeñas, sin duda, la grande es al final la que consume más recursos para poder mantener su estructura y se pierde mucho más dinero por el camino. En cambio la pequeña, a lo mejor tiene menos impacto pero desde la óptica del donante particular es mucho más interesante. Una ONG chiquita tiene una o dos personas aquí y todo el resto del equipo en el terreno.

Incluso en el impacto, te diré que en el caso de las grandes, precisamente por haberse convertido en organismos internacionales, pueden llegar a crear sistemas públicos paralelos. Por ejemplo, el caso de Cruz Roja, que vio claramente que Guinea Bissau era un Estado fallido y durante cuatro años optó por crear un sistema de salud paralelo. Lo que hizo fue debilitar el sistema público al fichar a los tres o cuatro médicos que se salvaban en el país, y esa gente raramente da marcha atrás porque se queda en ese mundillo.

Una ONG pequeña, como no tiene tanto músculo, jamás va a cometer ese error, que no digo que lo hagan malintencionadamente, sino que es producto del modo en que está montado el sistema.

Política y Cooperación 
¿Ha visto en alguna ocasión implicación política de alguna ONG con gobiernos corruptos con tal de mantener las ayudas? 
Sí, sin duda. El principio de neutralidad de Cruz Roja básicamente es “yo estoy aquí y no molesto”. ¿Para qué? Para poder seguir trabajando en el país. ¿Y sí el Gobierno de ese país está cometiendo un genocidio? Pues me callo. Médicos Sin Fronteras (MSF) nace, precisamente de una ruptura con Cruz Roja. Esa es la única de las grandes que a mí personalmente me convence; al resto las veo muy institucionales, muy poco transformadoras, que no molestan a la mano que les da de comer a pesar de que no dependen tanto de los financiadores públicos.

Los únicos de los grandes que ejercen autonomía es MSF y Greenpeace, pero ésta no hace Cooperación. Oxfam, según de qué país, también se salva. Las ONG no deberían ser instrumentos para hacer política, ni hacia un lado ni hacia otro, al menos política institucional, porque todos y todas somos agente políticos (entendida como política amplia, de movimientos sociales, como acciones para la transformación social) y las ONG también.

Pero hay mucha política en Cooperación... 
Sí, incluso la USAID y los Peace Corps de EEUU son una cámara de golpistas. En América Latina tienen a gente trabajando para la CIA aún sin saberlo. Lo que hacen es mandar a chavales de entre 19 y 24 años a que elaboren informes durante tres o cuatro años, sin saber que esos informes terminan en la CIA, dotándole de un mapa muy preciso de lo que se está cociendo en los movimientos sociales de esos países y, así, financiar a determinados agentes locales más conservadores en detrimento de otros.

Todo el tiempo buscan generar inestabilidad porque no interesa el Gobernante de turno, como está sucediendo en Venezuela, en Ecuador o en Bolivia. El golpe de Estado a Zelaya en 2009 se preparó con la USAID. Tres meses antes estaban reunidos en la embajada de EEUU Hugo Llorens, el embajador estadounidense en Honduras; el Jefe del Estado Mayor hondureño y el representante de la USAID. Durante esos tres meses estuvieron incitando el golpe de Estado a través de la inestabilidad social en los medios de comunicación, que en Latinoamérica suelen estar en manos de oligarquías conservadoras.

Modelo alternativo 
¿Cuál sería la solución, la fórmula por la que se podrían mejorar la Cooperación? 
Esa es la pregunta del millón. Hasta donde yo sé, por ejemplo, la Cooperación danesa funciona de otra forma y seguro que tiene sus perversiones, pero allí presentas un proyecto, lo evalúan y cuando te dan fondos, cada tres meses, envían al terreno inspectores del Gobierno danés para ver cómo se desarrolla el proyecto, tanto a nivel económico con un auditor que revista gastos, facturas, etc., como a nivel técnico, de manera que si el proyecto es de incidencia de sida, pues será experto en esa materia.

Eso te ahorra mucho tiempo, porque en la Cooperación española más de la mitad del tiempo estás justificando gastos, haciendo listados de facturas, etc. Eso permite que la persona de la ONG esté todo el tiempo en el terreno, trabajando en la implementación del proyecto real, no en su justificación. Ese sería un buen modelo.

Pero ese modelo no ataja la problemática del reparto del dinero... 
Yo lo haría a través de sociedades civiles, no metería a Gobiernos, entre otras cosas porque tanto en unos como en otros hay altos niveles de corrupción, no sólo se da en los países africanos. En 2010, por ejemplo, al departamento de Cooperación de la Generalitat Valenciana se les cazó habiendo invertido en pisos tres millones de euros que tenían que haberse destinado a Cooperación.

Seguramente habría muchos menos fondos, pero tendrían más impacto real a la hora de erradicar desigualdades. Dependería directamente de donaciones particulares, de campañas que se pusieran en marcha, etc. pero se acabaría con la hipocresía de los Gobiernos, que conceden ayudas para que después sus empresas no respeten políticas comerciales ni medio ambientales, por ejemplo.

Eso reduciría mucho la dependencia de un país sobre otro, al tiempo que la sociedad civil se organizaría para acompañar más que ayudar a los procesos de desarrollo en otros países.

Al final todos los caminos conducen a la misma raíz del problema: el capitalismo que lo que hace en realidad es fomentar esa dependencia entre países... 
Claro. Lo que haría, siendo muy utópico, es presionar a los Gobiernos para que respetasen la legislación que ya está vigente de derechos comerciales, políticas comerciales justas, defender los Derechos Humanos, es decir, que su labor fuera hacer cumplir la legalidad internacional.

Sociedad civil 
¿Qué parte positiva extraes de todos estos años en Cooperación? 
Es un mundo en donde ves cosas muy bonitas, pero también apesta porque ves cómo funciona de verdad el mundo y piensas que llevas cinco años dejándote los cuernos para que nada cambie a lo grande, porque en lo micro sí que cambian cosas. Sobre todo con el dinero canalizado a través de ONG, sí se consigue reavivar el tejido social de los países, que la mujer se dé cuenta de sus discriminaciones y empiece a reunirse.

Hay proyectos muy buenos, como cooperativas totalmente autogestionadas que surgieron a raíz de un proyecto de cooperación. Una prueba de ello es Nicaraocoop, una cooperativa de tercera escala en Nicaragua y la tercera más grande de toda Centroamérica, que agrupa a 723 cooperativas de base. Todo eso nació con un proyecto de Cooperación de dos años y una década después ya es totalmente autónomo, creando tejido social en un país.

Muchas veces la cooperación lo que hace es acelerar el proceso, pero llegar a las mismas metas a las que habrían llegado en esos países por su cuenta.

Sin embargo, también se da la otra cara de la moneda, es decir, que la Cooperación sea un elemento de desmovilización, a pesar de que en Centroamérica la sociedad es mucho más activa que la africana y mucho más que la europea. Lo que vi es que al final la gente espera a que llegue la ONG de turno en lugar de reclamar a su alcalde o a su gobernador regional la creación de escuelas o la construcción de infraestructuras.

La gente se con vierten en receptores de ayudas en lugar de en sujetos activos que transformen sus sociedad. Yo recuerdo que les decía: “yo os traigo al alcalde para la inauguración de la escuela, pero en lugar de aplaudirle como siempre, decidle lo que me decís a mi todos los días, que este camino tiene que arreglarse, que esto otro necesita mejoras...”. 

A pesar de todo, es un firme convencido de que la Cooperación tiene que seguir. 
En el contexto actual de recortes, que se utilizan para reducir los fondos destinados a Cooperación por parte de las instituciones españolas, mi respuesta es que sí, se debería seguir haciendo Cooperación...De hecho el recorte tan brutal que se ha hecho de fondos han dejado proyectos a medio terminar, lo cual es un crimen y un reflejo de los aspectos negativos de este mundillo, pues los financiadores demuestran una vez más lo poco que les interesa los resultados y el impacto de sus proyectos, el acompañar procesos de transformación social y mejorar las condiciones de vida de las poblaciones. Están más interesados en cubrir presupuestos y poco más; como ahora no hay plata pues dejan de hacerlo, sin importarles los proyectos, los objetivos que pretendían alcanzar y las personas a los que iban destinados....

Si la pregunta se encuadra en un contexto sin recortes (que no es el caso actual), la respuesta sería más compleja. A día de hoy te diría que no tal y como está planteado, porque al final creo que nos usan como herramientas de legitimización de sistemas de dependencia. Creo en la Cooperación propiamente dicha que sea sociedad civil-sociedad civil. Un ejemplo muy claro es el Movimiento Zapatista, que recibe apoyo de determinadas ONG, aunque lo más importante es su autogestión de sus recursos (autogerenación de recursos por tanto) y comités de solidaridad por todo el mundo, es decir sociedad civil-sociedad civil (activistas con activista de un lado y otro). Esta sociedad civil no sólo da dinero, sino también mucha visibilidad, asesorias técnicas, materiales, etc.

Creo que la Cooperación debería ser mucho más militante que profesional y eso es algo que choca muchísimo con gente que trabaja en este campo. Todo el mundo dice que hay que tender a la profesionalización y yo creo que no. Hay que tender a la militancia o el activismo. Yo planteo la cooperación como un acompañamiento, no como ahora, que no se establecen lazos reales de cooperación.

A nosotros nos dan dos millones de euros para mejorar las condiciones de vida del Golfo de Fonseca, pero al mismo tiempo el Gobierno de España ha llegado a un acuerdo con el CA4, los cuatro países de Centroamérica, para que Calvo y Pescanova pesquen allí sin respetar vedas, ni artes de pesca. Estamos haciendo el trabajo sucio de generar dependencia, incluso dominación.

¿Se puede cambiar realmente el modelo?
Hay mucha gente que dice que quiere cambiarlo desde dentro, pero eso es imposible, sobre todo en los grandes organismos. Es imposible porque para hacerlo tienes que llegar a ser director de Agencia y para llegar ahí, ya has tenido que pasar unos filtros y te van a bombardear con el pragmatismo. El pragmatismo está bien, pero no te tiene que hacer perder el objetivo, que es transformar y no cubrir un presupuesto.

El caso más bestia es Guinea Bissau, donde la ONU lleva 21 años y la UE 17 metiendo mucho dinero. Su capital tiene 400.000 personas y todavía no hay ni agua ni luz pública. ¿Qué cojones están haciendo con el dinero? Que no estoy hablando del DF, que son diez manzanas y ahora están contentos porque la UE les ha puesto semáforos.

(Reportaje en Público, Enero 2013)
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3 comentarios

  1. Este tío no tiene npi...no merece la pena ni comentarlo. Sólo para la gente que apoya ongs y la cooperación que no le hagan ni caso. 5 años y un par de países y ya cree que puede hablar así...ridículo totalmente ridiculo

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    1. Señor anónimo, te sugiero que para tu póxima critica te ciñas a una idea concreta del texto en la que discrepas o a algun matiz del posicionamento general del autor del artículo, pero la descalificación asi como así no me aporta nada, parece más que actuas por envidia, competitividad o frustracion personal, y al final sales tu más descalificado que la persona a la que intentas perjudicar. Con ánimo de ayudarte.

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  2. A mi me parece muy interesante, y un tema sobre el que deberíamos reflexionar seriamente. La 'aparente' despolitización de muchos instrumentos de las relaciones internacionales, incluida la cooperación internacional, esconde muchas controversias y muchas mentiras, entre ellas promover que 'technical experts' (que es en lo que nos quieren convertir) pueden dar solución a problemas que de raíz sufren de un reparto injusto de poder y en donde en escasas ocasiones, los representados, es decir, los beneficiarios, tienen voz y voto en la decisiones que afectan su condición de 'subalterno' como diría Gramsci, esta falta de participación se justifica con 'falta de capacidades' lo que alude a la necesidad de seguir invirtiendo en tecnicos... (todo suena demasiado neoliberal..) yo llevo mas de diez años en proyectos de desarrollo en oriente medio... y recientemente me he apartado momentáneamente para hacer mi tesis en donde esta reflexión es parte fundamental de la metodología. Dicho esto, el potencial de las redes que distintas ONGs han creado es enorme. con lo que sigo y seguiré creyendo que es necesario seguir invirtiendo en la militancia, y que cada ONG sea libre para encontrar el partner que mejor se adapte a una agenda, quizás común, en donde se defiendan los derechos de los mas desprivilegiados, sea en el norte o en el sur.

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