La resistencia se hace fuerte
El Gobierno del PP ha pasado de la estrategia del miedo a la asfixia económica. No son pocos los ciudadanos que se enfrentan a la represión policial ordenada directamente por el retrógrado Jorge Fernández Díaz, que no desfallecen en sus protestas a pesar de ser molidos literalmente a palos aun cuando ellos se manifiestan pacíficamente. El compromiso social, la lucha por políticas justas ha sido tal que, cada vez que el Gobierno nos regala cientos de imágenes y vídeos de policías reventando cabezas e, incluso, dejando tuerta a alguna manifestante, en la siguiente jornada se duplica o triplica el número de manifestantes.
Dicho de otro modo, aunque es cierto que el miedo todavía tiene calado en la sociedad, cada vez lo hace menos. Como periodista, cada vez con más frecuencia detecto este clima de intimidación en el ambiente, pues son muchas las fuentes que contactan para denunciar injusticias pero reclaman anonimato para evitar todo tipo de represalias.
Desaparecido el miedo, toca la asfixia económica con multas no inferiores a 300 euros. El ministerio del Interior tiene la desfachatez o el cinismo de declarar que estas sanciones sirven para 'concienciar' a los sancionados en el respeto a las normas, que así los multados colaborarán con las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Sin embargo, tampoco ésto parece que servirá, pues ya han surgido iniciativas como el crowdfunding lanzado por la Asamblea Popular de Arganzuela (Madrid), a punto de alcanzar los 3.000 euros. Una especie de 'caja de resistencia' con la que muchos de los multados sin recursos podrán hacer frente a esta nueva medida de represión del régimen.
Va quedándose el PP sin recursos con los que someter al pueblo, que se resiste cada vez con más fiereza al órdago neoliberal con el que este Gobierno pretende perpetuar a la élite económica a costa de la explotación del trabajador. Sacudido ese miedo, es hora de transferirlo a esa élite, que por sus últimos movimientos parece que ya se ha echado a temblar.
Dicho de otro modo, aunque es cierto que el miedo todavía tiene calado en la sociedad, cada vez lo hace menos. Como periodista, cada vez con más frecuencia detecto este clima de intimidación en el ambiente, pues son muchas las fuentes que contactan para denunciar injusticias pero reclaman anonimato para evitar todo tipo de represalias.
Desaparecido el miedo, toca la asfixia económica con multas no inferiores a 300 euros. El ministerio del Interior tiene la desfachatez o el cinismo de declarar que estas sanciones sirven para 'concienciar' a los sancionados en el respeto a las normas, que así los multados colaborarán con las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Sin embargo, tampoco ésto parece que servirá, pues ya han surgido iniciativas como el crowdfunding lanzado por la Asamblea Popular de Arganzuela (Madrid), a punto de alcanzar los 3.000 euros. Una especie de 'caja de resistencia' con la que muchos de los multados sin recursos podrán hacer frente a esta nueva medida de represión del régimen.
Va quedándose el PP sin recursos con los que someter al pueblo, que se resiste cada vez con más fiereza al órdago neoliberal con el que este Gobierno pretende perpetuar a la élite económica a costa de la explotación del trabajador. Sacudido ese miedo, es hora de transferirlo a esa élite, que por sus últimos movimientos parece que ya se ha echado a temblar.
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