El lado oscuro del WMC 2013 de Barcelona


Hoy y durante toda la semana, el mundo entero de la telefonía móvil tendrá su mirada puesta en Barcelona, sede del Mobile World Congress (MWC). La Ciudad Condal se ha convertido en su escaparate mundial con esta cita anual y quedan lejos los momentos en los que peligró su celebración en España. El príncipe Felipe inaugurará esta misma mañana la feria y sólo se hablará del negocio que generará el evento pero, ¿cuál es su contraprestación?

El MWC no siempre fue el MWC. Hasta 2006 y bajo el nombre de 3GSM World venía celebrándose en Cannes, que históricamente ha sido una de las sedes europeas favoritas para montar grandes eventos tecnológicos. En 2006 llegó la feria a Barcelona y tan sólo dos años después ya comenzaron los rumores acerca del abandono de España como sede del acontecimiento.

En 2011 los rumores cobraron forma y se hizo oficial: la sede para el ya entonces bautizado como MWC salía a concurso para cubrir el período 2013-2018. En la lucha por convertirse en la capital mundial del móvil se encontraban ciudades como Milán, París o Munich. Es un bocado jugoso, no cabe duda, puesto que sólo para la edición de este año los organizadores aseguran que se generarán más de 300 millones de euros de negocio y alrededor de 6.500 puestos de trabajo temporales -no precisan si precarios o no; o si pagando en negro como supuestamente era práctica habitual en las empresas de vicepresidente de la CEOE, Arturo Fernández-. Cuando concluya la adjudicación de esta capitalidad en 2018, aseguran que el impacto económico para la economía española será de unos 3.500 millones de euros.

Finalmente, Barcelona revalidó su condición de anfitriona de la feria de telefonía móvil, haciendo valer entre otros méritos sus 65.000 plazas hoteleras. Sin embargo, además del glamour de la ciudad, de sus infraestructuras y su emplazamiento privilegiado con costa incluida, ¿qué más factores pudieron entrar en juego a la hora de elegir a la Ciudad Condal como sede?

Adiós a los impuestos
Como viene sucediendo en los grandes eventos internacionales, las empresas participantes disfrutarán de atractivos incentivos fiscales. A fin de cuentas, el MWC está considerado dentro de la Ley de Presupuestos Generales del Estado como un "acontecimiento excepcional". ¿Qué se esconde detrás de esta pomposa expresión? Básicamente en exenciones fiscales en impuestos como el de sociedades, en el IRPF, en el de actividades económicas o el de transmisiones patrimoniales. Desde el Ministerio de Industria no se ha entrado a valorar cuánto dinero se le escapará a las arcas del Estado por esa vía.

Entre los partners del evento y que, por tanto, podrán beneficiarse de estas exenciones se encuentran multinacionales como Accenture, que en su ejercicio 2012 creció un 11% y facturó más de 27.900 millones de dólares; o Ernst & Young, que en sus últimos datos publicados para España creció un 2% facturando 267 millones de euros (22.900 millones de dólares a nivel mundial).

A pesar del negocio que el evento atraiga a la capital catalana, la pregunta es obligada: ¿de veras es necesario sufrir esta sangría de ingresos perdonando impuestos a multinacionales con estas cifras de negocio? Y la mejor respuesta, es otra pregunta: ¿Acaso no es lamentablemente legal que una empresa como Vodafone, que tiene un beneficio neto en España de 372,5 millones de euros, despida a 620 personas? El MWC será por ello escenario de numerosas protestas, como las que están llevando a cabo los trabajadores de Telefónica.

Sea como fuere, el ministerio que lidera José Manuel Soria ha montado un consorcio para canalizar todos estos incentivos fiscales puesto que, según indica, "se trata de un compromiso que había adquirido el Gobierno de la nación, junto con las otras instituciones que participan, tanto el Ayuntamiento de Barcelona, como la Generalitat de Barcelona".



Al mismo tiempo, este año el Gobierno destina 5 millones de euros al evento, que forman parte de la partida prevista de 30 millones de euros de aquí al 2018, fecha en la que finaliza el acuerdo con Barcelona como sede del MWC. Tanto la Generalitat de Cataluña como el Ayuntamiento de Barcelona también realizarán sendas aportaciones a la feria.

Y en medio de este clima de euforia económica, surge otra pregunta: ¿cómo es posible que ningún medio español haya conseguido colarse entre los medios oficiales del evento?
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