¿Es bueno que España sea como Alemania?

(Reuters)

El diario ABC nos regala esta mañana una información en la que apunta que España puede convertirse en la nueva Alemania. Según el banco de inversión Morgan Stanley, las reformas económicas emprendidas por el Gobierno de Rajoy y la buena salud de las exportaciones marcan el camino para lograrlo. ABC, como diario progubernamental, lo dibujo como algo bueno pero, ¿realmente es así?

El post tiene ahora ya un año, pero continúa teniendo vigencia: Cinco puntos por los que Alemania es mal ejemplo. Explotación laboral, desigualdad social creciente... Y, ¿de qué nos sorprendemos? Eso, al fin y al cabo, es algo positivo para un banco de inversión como el que ha realizado el informe, es beneficioso para quienes impulsan estas políticas, que no buscan más que perpetuar una sociedad dividida, en la que una élite económica concentra cada vez más riqueza a costa de una mayoría empobrecida.

¿Por qué ni ABC ni los responsables del Gobierno hablan de una de las razones por las que nuestras exportaciones han ganado competitividad? Sencillo, porque se produce más por menos... y por menos. Se lo traduzco: las empresas han producido más, pero pagando menos a sus plantilla que, a su vez, ha sido reducida mediante EREss o despidos procedentes (gracias a la reforma laboral que tanto desde Europa como desde entes como Morgan Stanley se ha alabado).

Otro punto sobre el que fijar la atención: ¿se han fijado si llega alguna buena noticia económica de un organismo que no sea causante de esta estafa, mal llamada crisis? No la encontrarán, porque no hay motivos para alegrías, porque quienes nos venden 'buenas noticias' sólo presentan lo que son nuevas buenas para ellos, no para el resto. Llegamos a esta estafa por la crisis de un sistema, del capitalismo, y en lugar de descartarlo de una vez por todas, se ha intensificado la dosis y buena parte de la ciudadanía está aún tan antestesiada que no reacciona.

Es cierto que esta tendencia va cambiando poco a poco, pero no lo suficientemente rápido. Es cierto que se va poniendo contra las cuerdas a algunos políticos y empresarios, pero no lo bastante para purgar el sistema. Y es que, hoy más que nunca, hacen falta anti-sistemas que den un giro copernicano a la situación, que la sensación de miedo que ahora recorre el cuerpo de una parte de esa élite que nos domina, se convierta en auténtico terror.