Basta de mentiras del Gobierno de Rajoy
"Es muy difícil recuperar la confianza cuando se niega la realidad". Son palabras de Mariano Rajoy en la sesión de control al Gobierno en septiembre de 2011. Rajoy estaba entonces en la oposición, a las puertas de la campaña electoral que le conduciría a la Moncloa. 14 meses después, el presidente del Gobierno no hay hecho otra cosa que mentir a los españoles; la última vez, negar que las subvenciones para trasplantes podrían ser eliminadas en las Comunidades Autónomas que no cumplan con el objetivo de déficit.
La legislatura de Rajoy es una mentira desde el momento mismo en que arrancó la campaña electoral, a la que acudió con un puñado de promesas sin un programa electoral detrás que las sustentara. Promesas que una a una ha ido incumpliendo, desde la no subida de impuestos, al no abaratamiento del empleo, la creación de puestos de trabajo, el mantenimiento de la Sanidad y Educación Pública o la revalorización de las pensiones. Todo mentira.
No sólo eso, durante la misma legislatura, el presidente del Gobierno y su banda de ministros han repetido sus mentiras, quedando en varias ocasiones expuestos ante los medios. Hoy mismo, la Cadena SER publica el comunicado enviado por el ministerio de Hacienda a las Comunidades Autónomas (CCAA) en el que se anuncia el control presupuestario de las subvenciones para trasplantes. Un comunicado que tira por tierra la nota de prensa que ayer mismo emitía la cartera de Montoro negando esta carta a las CCAA.
La mentira es evidente y el daño doble. No sólo se baraja tomar una medida que suponga un nuevo retroceso en una de las áreas, la de los trasplantes, en la que España es el modelo a seguir en todo el mundo, sino que además se ha intentado mentir a la ciudadanía con alevosía y premeditación. En una verdadera democracia, mentiras como éstas no sólo debería tener un coste político, también penal. La verdad es sagrada en democracia y faltar a ella de un modo tan intencionado viola el principio más esencial del sistema y, por tanto, debería ser objeto de sanciones ejemplares.
No las habrá, ni siquiera tendrá un coste político, a pesar de que aún están en el recuerdo las palabras de Rajoy "tengo que decir que diré siempre la verdad a los españoles, porque España es una sociedad madura, que tiene derecho a saber lo que está ocurriendo". También entonces mintió y el deseo creciente de cada vez un mayor número de españoles es hacérselo pagar. Tanto más prolongue sus mentiras, con mayor crudeza e inmisericordia será castigado. Con la sistemática violación de la democracia, el PP está justificando más y más reacciones del pueblo, incluso, las que hace unos meses eran injustificables.
Y se arrepentirá de ello.
La legislatura de Rajoy es una mentira desde el momento mismo en que arrancó la campaña electoral, a la que acudió con un puñado de promesas sin un programa electoral detrás que las sustentara. Promesas que una a una ha ido incumpliendo, desde la no subida de impuestos, al no abaratamiento del empleo, la creación de puestos de trabajo, el mantenimiento de la Sanidad y Educación Pública o la revalorización de las pensiones. Todo mentira.
No sólo eso, durante la misma legislatura, el presidente del Gobierno y su banda de ministros han repetido sus mentiras, quedando en varias ocasiones expuestos ante los medios. Hoy mismo, la Cadena SER publica el comunicado enviado por el ministerio de Hacienda a las Comunidades Autónomas (CCAA) en el que se anuncia el control presupuestario de las subvenciones para trasplantes. Un comunicado que tira por tierra la nota de prensa que ayer mismo emitía la cartera de Montoro negando esta carta a las CCAA.
La mentira es evidente y el daño doble. No sólo se baraja tomar una medida que suponga un nuevo retroceso en una de las áreas, la de los trasplantes, en la que España es el modelo a seguir en todo el mundo, sino que además se ha intentado mentir a la ciudadanía con alevosía y premeditación. En una verdadera democracia, mentiras como éstas no sólo debería tener un coste político, también penal. La verdad es sagrada en democracia y faltar a ella de un modo tan intencionado viola el principio más esencial del sistema y, por tanto, debería ser objeto de sanciones ejemplares.
No las habrá, ni siquiera tendrá un coste político, a pesar de que aún están en el recuerdo las palabras de Rajoy "tengo que decir que diré siempre la verdad a los españoles, porque España es una sociedad madura, que tiene derecho a saber lo que está ocurriendo". También entonces mintió y el deseo creciente de cada vez un mayor número de españoles es hacérselo pagar. Tanto más prolongue sus mentiras, con mayor crudeza e inmisericordia será castigado. Con la sistemática violación de la democracia, el PP está justificando más y más reacciones del pueblo, incluso, las que hace unos meses eran injustificables.
Y se arrepentirá de ello.
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