Botella y su ineptitud 2020
Hoy sabemos que los polideportivos municipales serán privatizados. Nueva zancadilla al deporte base, nueva prueba de lo corta de miras que es Botella y su ineptitud 2020.
La inversión prevista para la celebración de los Juegos Olímpicos de 2020 en Madrid, en caso de que finalmente ésta sea la seleccionada para acogerlos, superará los 4.000 millones de euros. Así figura en el expediente presentado ante el COI. No parece que en las cuentas de Botella figure una de las partidas más importantes: las del deporte base, las que contribuyen a la mejora y mantenimiento de las instalaciones deportivas municipales, porque los jóvenes que hoy juegan y compiten en ellas serán nuestros deportistas olímpicos del mañana.
Sin embargo, la alcaldesa prepara la privatización de los polideportivos municipales, sin que ésta afecte al precio de los usuarios asegura, que sólo este año se incrementó un 13% y hasta un 25% en las piscinas... a los que hay que sumar las correspondiente subida del IVA del 18 al 21%. Se amplía así la tendencia privatizadora del PP, que en Madrid ya alcanza de hecho a 13 de los 69 centros deportivos que hay en la ciudad. El objetivo, dice, es captar 200 millones de euros para la mejora de las instalaciones.
El deporte y la cultura (me refiero ahora las grotescas propuestas de Botella de dejar sin personal remunerado los centros culturales y que éstos sean llevados por voluntarios) son básicos para cualquier sociedad. Gente como Botella parecen no entenderlo, no reparan en cómo tanto del deporte como la cultura puede ayudar a la integracion y cohesión social, cómo es válvula de escapa para los colectivos más vulnerables, para los jóvenes de familias destructuradas. Cómo, incluso, aparta a nuestros jóvenes de las conductas criminales en los barrios marginales, esos que continúan siendo marginales porque a Botella nunca se le ocurrirá poner un centro de desintoxicación en pleno barrio de Salamanca, por ejemplo.
Y mientras, con la coartada de mejorar el servicio, volverán a repartirse adjudicaciones para gestionar servicios públicos a empresas que, dentro de unos años, descrubriremos que eran afines al PP o que emplearán a quienes un día les concedieron un proyecto. Esa es la cruda realidad.
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