Fernández Díaz y la involución
Con el matrimonio entre personas del mismo sexo "la pervivencia de la especie no estaría garantizada". Uno podría pensar que la frase corresponde a un extremista ultracatólico o, simplemente, a un ignorante. En este caso descubrimos que pueden ser ambos: Jorge Fernández Díaz. El ministro del Interior ha hecho méritos para convertirse en digno sucesor de las prácticas llevadas a cabo durante la dictadura.
En los 14 meses de legislatura que han pasado, Fernández Díaz se ha mostrado como el ultraconservador que es. Un tipo amigo de, cómo él mismo dijo, "forzar el ordenamiento jurídico" contra quienes se manifiestan en contra del Gobierno, El titular de Interior no ha dudado en avalar las palizas de la Policía Nacional, no sólo evitando cualquier tipo de sanción ante actuaciones de violencia excesivas reprimiendo manifestaciones sino, además, aplaudiéndolas públicamente.
Ahora, con sus declaraciones, da una vuelta más de tuerca mostrándose como el fanático religioso que es. De hecho, no sorprendería que con el cambio de Papa lo que en realidad persiga es ganar puntos ante su Iglesia para salir por piernas a Roma, como embajador en el Vaticano, algo que desde hace mucho tiempo es su sueño. La segunda parte de su sentencia es una oda a la ignorancia y la demagogia, puesto que el matrimonio entre personas del mismo sexo no es excluyente del de hombre y mujer y, por tanto, nada tiene que ver con la supervivencia de la especie. Incluso, en el peor de los casos, sus propias compañeras de partido Dolores de Cospedal o Sánchez Camacho le pueden explicar con pelos y señales qué es la fecundación in vitro.
En todo caso, los recortes del PP dificultan más la supervivencia que cualquier matrimonio. No sólo porque el nivel de ingresos de las familias que quieran tener hijos lo dificulta, sino también porque de tenerlo, habrá que hacer frente a una educación sin becas, sin comedor, al copago de medicamentos, al 21% de IVA de los pañales... Eso sí es más duro, mucho más, que una familia de dos personas del mismo sexo que se quieren.
Fernández Díaz habla de la "supervivencia de la especie" con un tono casi darwiniano ,como mantenimiento de la evolución cuando, en realidad, él es la imagen misma de la involución. Durante sus declaraciones, se apoyó en la Declaración Universal de Derechos Humanos para defender la libertad religiosa. Curiosamente -y para gloria de su ignorancia- esta misma Declaración también protege implícitamente la no discriminación de personas por su orientación sexual. Claro, que también protege el derecho a la libertad de reunión y eso ya es algo que Fernández Díaz se ha pasado por el arco del triunfo en infinidad de ocasiones, reventando e intimidando reuniones pacíficas en parques públicos.
Algunas voces del PP ya se han pronunciado en contra del ministro del Interior. Es el turno del propio Gobierno. Si la vicepresidenta del Gobierno se niega sistemáticamente a constestar a preguntas sobre el caso Bárcenas por considerarlo competencia exclusiva del PP, ahora el partido no pinta nada y es el Gobierno quiene tiene que pronunciarse por las insultantes palabras del ministro del Interior, que ha pasado de Pato a patoso.
En los 14 meses de legislatura que han pasado, Fernández Díaz se ha mostrado como el ultraconservador que es. Un tipo amigo de, cómo él mismo dijo, "forzar el ordenamiento jurídico" contra quienes se manifiestan en contra del Gobierno, El titular de Interior no ha dudado en avalar las palizas de la Policía Nacional, no sólo evitando cualquier tipo de sanción ante actuaciones de violencia excesivas reprimiendo manifestaciones sino, además, aplaudiéndolas públicamente.
Ahora, con sus declaraciones, da una vuelta más de tuerca mostrándose como el fanático religioso que es. De hecho, no sorprendería que con el cambio de Papa lo que en realidad persiga es ganar puntos ante su Iglesia para salir por piernas a Roma, como embajador en el Vaticano, algo que desde hace mucho tiempo es su sueño. La segunda parte de su sentencia es una oda a la ignorancia y la demagogia, puesto que el matrimonio entre personas del mismo sexo no es excluyente del de hombre y mujer y, por tanto, nada tiene que ver con la supervivencia de la especie. Incluso, en el peor de los casos, sus propias compañeras de partido Dolores de Cospedal o Sánchez Camacho le pueden explicar con pelos y señales qué es la fecundación in vitro.
En todo caso, los recortes del PP dificultan más la supervivencia que cualquier matrimonio. No sólo porque el nivel de ingresos de las familias que quieran tener hijos lo dificulta, sino también porque de tenerlo, habrá que hacer frente a una educación sin becas, sin comedor, al copago de medicamentos, al 21% de IVA de los pañales... Eso sí es más duro, mucho más, que una familia de dos personas del mismo sexo que se quieren.
Fernández Díaz habla de la "supervivencia de la especie" con un tono casi darwiniano ,como mantenimiento de la evolución cuando, en realidad, él es la imagen misma de la involución. Durante sus declaraciones, se apoyó en la Declaración Universal de Derechos Humanos para defender la libertad religiosa. Curiosamente -y para gloria de su ignorancia- esta misma Declaración también protege implícitamente la no discriminación de personas por su orientación sexual. Claro, que también protege el derecho a la libertad de reunión y eso ya es algo que Fernández Díaz se ha pasado por el arco del triunfo en infinidad de ocasiones, reventando e intimidando reuniones pacíficas en parques públicos.
Algunas voces del PP ya se han pronunciado en contra del ministro del Interior. Es el turno del propio Gobierno. Si la vicepresidenta del Gobierno se niega sistemáticamente a constestar a preguntas sobre el caso Bárcenas por considerarlo competencia exclusiva del PP, ahora el partido no pinta nada y es el Gobierno quiene tiene que pronunciarse por las insultantes palabras del ministro del Interior, que ha pasado de Pato a patoso.
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