Primavera caliente
Intervención policial durante la Primavera Valenciana en 2012 (Efe) |
El próximo 25 de abril hay una nueva convocatoria de 'Asedia el Congreso' con el objetivo de "derrocar al régimen", incluida la monarquía. Unos días más tarde, el 9 de mayo, huelga general en el sector educativo. Sin olvidar entre medias el Primero de Mayo, es decir, el Día Internacional del Trabajo en un país que va camino de los seis millones de desempleados.
No le falta razón a la Policía a la hora de prever una primevera caliente cuyo pistoletazo de salida podríamos decir que lo han dado los polémicos escraches. Sin embargo, en lugar de hacer reflexionar al Gobierno sobre la raíz del problema, que no es la crisis sino las medidas que ejecuta la Moncloa, la reacción es aumentar la represión. Dicho de otro modo, el régimen se endurece y vuelve a la carga con su estrategia de criminalizar la voz del pueblo.
¿De qué otro modo podría frenarse esta primavera caliente? Derogándose una reforma laboral que no sólo no genera empleo sino que fomenta la explotación, abandonando la privatización de la Sanidad pública, cercando a los paraísos fiscales, abandonando el desmantelamiento de la Educación pública, aprobando una ley hipotecaria justa y social, estableciendo un política fiscal justa y realmente progresiva (si fisuras evasoras para grandes empresas)... Y, sobre todo, escuchando al pueblo y recuperando esa vocación de servicio público que nuestros gobernantes, esos que toda su vida han vivido anclados en el sector privado, dicen tener.
Esa es la fórmula democrática; todo lo demás es represión e imagen de las nuevas dictaduras que el neoliberalismo ha impuesto. Ese sistema que legitima a un Gobierno que llega al poder con un programa radicalmente opuesto al que después ejecuta y, además, le da un cheque en blanco durante cuatro años para imponer sus medidas mediante Reales Decretos, anulando por completo el papel del Congreso de los Diputados.
Cierto. Habrá primavera caliente y, si este Gobierno sigue enrocado en su postura profundamente antidemocrática, se quemará vivo.
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