Siria: Líneas rojas y cortinas de humo
(AP Photo/Pablo Martinez Monsivais) |
Ahora que tanto se habla de 'líneas rojas', el uso de armas químicas, de esas que EEUU todavía tiene almacenadas sin destruir incumpliendo la Convención de Armas Químicas, supone el pistoletazo de salida para que Washington emprenda una nueva aventura bélica. Se da la penosa coincidencia de que el anuncio se produce cuando Obama, premio Nobel de la Paz, se encuentra en horas bajas por el espionaje denunciado por el ex agente Edward Snowden, ya en busca y captura.
A ello se suma, además, el inevitable recuerdo de las armas de destrucción masiva de Bush en Irak, que junto con los otros 'libertadores' Clair, Aznar y Barroso, se inventó una guerra ilegal. ¿Cuáles son esas pruebas? ¿Por qué nos las somete al examen internacional de organismos independientes? ¿Qué problema existe para que no se cumpla con una simple medida de transparencia? En ningún caso se pondría en peligro la seguridad nacional pero Obama no está dispuesto a romper con la opacidad histórica de la Casa Blanca.
Así, EEUU proveerá de ayuda militar a los rebeldes, los mismos que meses antes de estas nuevas pruebas que nadie ha visto fueron acusados, nada menos que por la ONU, de haber usado gas sarín. Se une de este modo a la Unión Europea, que también ha abierto la veda al envío de armas a los rebeldes sirios, con España como uno de sus impulsores. Pero, ¿quiénes son los rebeldes? ¿Acaso no hemos visto meses atrás auténticas barbaridades cometidas por estos rebeldes a los que ahora se rearma? Siria es un conflicto muy complejo y su reduccionismo siempre es interesado por parte de EEUU o la UE. Los propios rebeldes conforman un grupo de los más heterogéneo, incluyendo a yihadistas a los que igual hoy Washington y Bruselas rearman y mañana les pone en la lista de terroristas internacionales.
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