La sangría de las comisiones bancarias
España es el segundo país de la Unión Europea en el que se pagan más comisiones a los bancos, una tendencia que la crisis no ha hecho más que acentuar dramáticamente.
La crisis que nos asola se generó en el sector financiero y, como consecuencia de ello, éste se ha visto abocado a una profunda reestructuración y rescates o ayudas del Estado. En esta coyuntura, la práctica totalidad de las entidades ha encontrado en las comisiones bancarias una suerte de salvavidas con la que poder compensar la frenada de beneficios –que no pérdidas- en otras áreas de su actividad, como la concesión de hipotecas, por ejemplo.
Todo ello a pesar de que, como explica Antonio Acosta, letrado de Ausbanc, “la lógica nos lleva a pensar que la crisis debería haber llevado a las entidades de crédito a rebajar sus comisiones y por tanto reducir los costes que repercuten a sus clientes”, puesto que éstos “se encuentran con mayores dificultades de pago debido a la situación económica general actual”.
Basta echar un vistazo a los dos principales bancos de nuestro país –Santander y BBVA- la evolución en los últimos años de su facturación vía comisiones para hacernos una idea muy clara de lo que éstas representan realmente: unos pocos euros, por ejemplo, por sacar dinero de un cajero, pero que en el total de la cuenta de resultados asciende a millones de euros.
Sólo en el caso del BBVA se puede comprobar cómo el total de comisiones netas procuró a la entidad en 2012 más de 4.300 millones de euros de facturación, más de 300 millones de euros más que en 2011. En este sentido, sólo las comisiones asociadas a las tarjetas, ya sean de crédito o débito, reportaron al BBVA la nada despreciable cifra de 1.155 millones de euros.
Acosta apunta que “lo cierto es que en un momento en el que los ingresos de las entidades de crédito por intereses se ha rebajado con la caída de los tipos, la importancia de las comisiones en las partidas de ingreso ha crecido, aunque es casi imposible contar con los datos necesarios para dar de manera fiable un incremento porcentual en este sentido”. Es el caso de Santander, que en su informe no desglosa las comisiones por cada tipo de servicio pero que, en cambio, sí admite que éstas crecieron más de un 3% y en el total superaron los 10.300 millones de euros frente a los apenas 9.500 millones de hace dos años.
Explotar al consumidor
Para Francisco Sanz, responsable de Estudios de ADICAE, “las comisiones son una explotación de la banca a los consumidores, la mayoría de las veces por servicios absurdos y muy deficientes”, denunciando que “no hay regulación ni control”. Sanz no duda al afirmar que “con el importe de las comisiones, los bancos cubren y superan ampliamente los gastos de gestión a los que se asocian estas comisiones”.
Tanto es así que, en su opinión, “hay servicios en los que las comisiones percibidas son altamente desproporcionadas” y, para ilustrarlo, pone un ejemplo: “No tiene sentido hacer una transferencia de 30 euros y pagar una comisión de 24 cuando la entidad percibe una cantidad de 6.000 euros por la devolución de un pagaré o cuando no se valora la cuantía del saldo ni la brevedad de sus plazos”.
Uno de los puntos más llamativos de esta tendencia al alza es que, tal y como explica Sanz, “las entidades rescatadas, es decir, aquellas que han recibido ayudas públicas de cualquier tipo (CAM, Novacaixagalicia Banco, Catalunya Caixa, Bankia, Banco MareNostrum, Liberbank...) aumentaron durante ese periodo las comisiones aplicadas en mayor proporción que otros bancos”. Dicho de otro modo, “su intención pasa porque los consumidores paguen sus errores de gestión: aumentaron sus comisiones una media del 62,84%, y el mínimo que cobran por sus 'servicios' en un 54,81%”, sostiene el responsable de Estudios de ADICAE.
Aumentos de casi un 200%
Francisco Sanz se remite al 'Análisis de las comisiones en tiempos de crisis: 2007-2012' para subrayar que "la banca española ha llegado a aumentar en hasta un 185% las comisiones desde 2007”. Según el experto, “como media en España, durante ese periodo las comisiones aumentaron un 62,84% en la banca rescatada, en un 44,39% en la 'saneada', y en un 33,40% la banca extranjera que opera en nuestro país”. Una visión que corrobora Antonio Acosta al afirmar que “los españoles son los segundos que más pagan por sus comisiones bancarias en la Unión Europea, con una media de 178 euros al año, sólo por detrás de los italianos, muy lejos de la media europea que se sitúa en los 111 euros”.
Sanz destaca que algunas de las comisiones han experimentado crecimientos “desorbitados”, como el caso del mantenimiento (142,46%) o los estudios para préstamos, ya sea para consumo (147,82%) como los hipotecarios (157,9%), “lo que supone una gran traba a la financiación de los consumidores”.
Desde Ausbanc, Acosta pone cifras a esas comisiones, como los 38 euros de media que cuesta ya el mantenimiento de una tarjeta de crédito o los 4,5 euros que nos puede costar realizar una transferencia nacional tras su incremento del 25%. No son las únicas cuotas que se han disparado en los últimos años, puesto que la anual de la tarjeta de crédito lo ha hecho en un 95,95% y el coste de disponer de efectivo en cajeros de otra entidad de la misma red en un 114,42%.
¿Quiénes cobran más?
En palabras de Acosta, “según los estudios llevados a cabo por el Banco de España en la cabecera de la lista de entidades que más comisiones cobran a sus clientes se encontraba Banesto (hoy Banco Santander), Banco Sabadell o Bankia, siendo las ciudades en las que se encontraban las oficinas que cobraban más comisiones Gijón, Barcelona, A Coruña, Sevilla y Zaragoza”.
En el informe de ADICAE se advierten las grandes diferencias de comisiones que hay de unas entidades a otras en conceptos como el mantenimiento de la cuenta corriente, algo vital para el día a día de nuestras finanzas. Así, Santander puede llegar a cobrar hasta un 122% más que la Caixa por este servicio. No es la única cuota de una prestación habitual en la que se observan estas diferencias: Bankia cobra más de un 230% más por el mantenimiento de la tarjeta de crédito que Santander, por ejemplo. Así no sorprende que, según ADICAE, el gasto medio que puede asumir un consumidor sólo en concepto de comisiones puede llegar a suponer hasta 567,8 euros.
La experta en finanzas Fintonic advierte de que “la vinculación con la entidad posibilita negociar una rebaja o la eliminación de las comisiones: domiciliar los recibos (luz, agua, gas, teléfono y conexión a Internet), la nómina, pensión o prestación por desempleo (superior a 600 euros) y tener contratado algún seguro, depósito o plan de pensiones, etc. permiten la eliminación de algunas comisiones”. Con todo, el 30% de su comunidad de usuarios –que es una muestra muy representativa- paga más de 691€ comisiones bancarias al año.
Y es que, por otro lado, Sanz llama la atención sobre “las llamadas 'comisiones cero”, advirtiendo que “hay una trampa para el consumidor”. El experto aclara que “sólo cumpliendo numerosas condiciones, con ingresos fijos y prácticamente realizando todas las operaciones bancarias y financieras con la misma entidad es posible acceder a descuentos o eliminación de las comisiones, con lo que el banco o caja en cuestión compensa de largo los ingresos que perdería sin ellas”. Esto quiere decir que, en realidad, lo que hace el consumidor es “aumentar su vinculación con la entidad”.
En esta línea, Fintonic asegura que quienes “utilizan banca online pagan considerablemente menos que los que utilizan bancos tradicionales, con una media de 95€ al año” a lo que se suma, además, el hecho de que quienes “operan solo con un banco pagan hasta un 35% menos de comisiones que los usuarios que utilizan más de una entidad”.
¿Es posible no cobrar comisiones?
No sólo es posible sino que, además, para expertos como Francisco Sanz, “demuestra que con una gestión inteligente y sin voluntad de sangrar al consumidor se pueden obtener resultados económicos”. Y es que la teoría del negocio de una entidad de crédito, según expone Acosta de Ausbanc, “es recibir depósitos a un tipos de interés y prestar ese mismo dinero a una tasa un poco más alta, obteniendo el beneficio de la diferencia”.
Quiere esto decir que es posible “gestionar el negocio financiero de manera suficientemente diligente como para no necesitar esos ingresos “extra”, utilizando la ausencia de dichos cargos como gancho comercial para la propia venta de sus productos” por lo que Acosta sentencia que “si de algo no cabe duda alguna, es que un sistema bancario sin comisiones y con beneficios es posible”.
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