Por qué Rajoy debería aplaudir a Coca-Cola
Coca-Cola anunciaba ayer un nuevo ERE (uno más en la larga lista de la legislatura del PP) que afectará a 1.250 trabajadores y supondrá el cierre de cuatro fábricas (Fuenlabrada, Alicante, Palma de Mallorca). Y a pesar de todo, Mariano Rajoy y su ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, deberían aplaudir la decisión de la multinacional.
La noticia cayó como un jarro de agua fría y desde los sindicatos ya se han anunciado movilizaciones. Lo que más escuece a los trabajadores es que el motivo que se esconde tras este nuevo ERE, que jamás se habría producido de no ser por la reforma laboral de la que tan orgulloso está Rajoy. Coca-Cola no es deficitaria en nuestro país, ni mucho menos; de hecho, factura más de 3.000 millones de euros. Entonces, ¿por qué se va?
Por una mera cuestión de reorganización y búsqueda de mayor eficiencia y competitividad. Es decir, el objetivo principal de la reforma laboral del PP que, en realidad, emana de la fuente misma del capitalismo. No se trata ya de ser rentable, sino de crecer desmesuradamente y de incrementar las ganancias sin ningún otro objetivo que ese, amasar más riqueza. No hay absolutamente ningún fin noble detrás del capitalismo, detrás de esa riqueza, pues incluso cuando surgen filántropos como Bill Gates o Amancio Ortega el mal que generan siempre es mayor que el bien que propician.
¿Mediará algún ministro de Rajoy en el conflicto laboral de Coca-Cola? Lo ignoro, pero sería una absoluta contradicción. Quién no sólo abraza al capitalismo sino que impone medidas para fortalecerlo y darle rienda suelta no puede rebelarse cuando éste agita su cruel onda expansiva antisocial. A fin de cuentas, Coca-Cola no ha hecho nada que el Gobierno de Rajoy no recomendara a los propios empresarios españoles.
No hay capitalismo bueno y quien siempre tormentas, termina recogiendo tempestades.
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