Wearables para combatir el Parkinson
Cinco millones de personas en todo el mundo padecen Parkinson, la enfermedad que afecta al sistema nervioso en la zona que coordina la actividad, el tono muscular y los movimientos. Recientes estudios epidemiológicos estiman que alrededor de un 2% de la población sufre esta enfermedad cuando alcanza los 65 años.
Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los científicos es la medición de la enfermedad, desde su diagnóstico a su avance una vez que se está tratando. En realidad, en ese sentido no se ha avanzado gran cosa respecto a lo que el doctor James Parkinson descubrió en 1817 y seguimos dependiendo de multitud de subjetividades: desde la evaluación clínica en consulta a lo que el propio paciente y familiares relatan. El resultado es que se cree que en España alrededor de 35.000 personas sufren ya la enfermedad pero no han sido diagnosticadas.
Uno de los referentes de esta enfermedad es el actor Michael J. Fox, que la padece desde hace años y se resiste a darse por vencido. Entre los muchos esfuerzos que ha realizado el eterno protagonista de la saga Regreso al Futuro, convertido en un auténtico activista, destaca la creación de una Fundación que lleva su propio nombre.
Pues bien, es precisamente a través de esta Fundación Michael J. Fox (MJFF) como se está apostando por el mundo de los wearables y el big data para combatir la enfermedad. Punto por punto: ¿qué son exactamente los wearables? Se trata de, cómo la denomina la Fundación por el Español Urgente (Fundéu), “tecnología ponible”, entendiendo por ésta la tecnología en forma de sensores que se integran en prendas de vestir (abrigos, camisetas...) o complementos (relojes, pulseras...). En cuanto al big data, simplificando, se trata del conjunto de herramientas informáticas dedicadas a la gestión y análisis de grandes volúmenes de datos, tanto estructurados (ordenados en, por ejemplo, bases de datos) como no estructurados (imágenes, documentos de texto...).
El socio de la MJFF en esta iniciativa es el gigante de los procesadores Intel, que es quien cubre la parte tecnológica de este proyecto. Los pacientes llevan consigo dispositivos wearables que, gracias a sus sensores, envían datos pormenorizados de temblores, lentitud de movimientos, incluso, de la calidad del sueño. Estamos hablando de una recogida de datos continua, las 24 horas del día, siete días a la semana; un volumen de datos que supera las 300 observaciones por segundo y por paciente (alrededor de 1GB de información al día por dispositivo). Sin embargo, esta ingente cantidad de datos de nada servirían si no existieran herramientas para transformarlos en información. Ahí es donde entra de lleno Intel, cuyos expertos han desarrollado un algoritmo para medir los síntomas y el avance de la enfermedad.
Una vez más, el open source vuelve a ser clave en la investigación científica porque, en realidad, Cloudera es uno de los mayores contribuidores a Hadoop que, a su vez, es el proyecto de código abierto administrado por la Fundación Apache Software, con la que es posible explotar datos complejos a través de análisis personalizados según necesidades específicas. A través de su distribución comercial de Hadoop, Cloudera integra sus proyectos más populares en un solo paquete.
Gracias a Hadoop es posible –y muy rentable- dividir grandes cantidades de datos sin procesar, tanto estructurados como no estructurados, que a continuación se pueden depurar y preparar para su análisis. Y eso es precisamente lo que pueden hacer los médicos y científicos con toda la información recibida desde los dispositivos que portan los enfermos de Parkinson. Se ha pasado de contar con unos pocos datos basados en las visitas a consulta y lo que relatan pacientes y familiares a un estudio exhaustivo hora a hora, minuto a minuto, de la vida del enfermo.
Este volumen de datos, cruzado con el de otros muchos pacientes, puede ayudar a crear patrones del comportamiento de la enfermedad ante los distintos tratamientos aplicados que, sumados a los avances que se habían venido realizado durante las dos últimas décadas en materia de genómica avanzada y técnicas de proteómica para crear perfiles celulares cada vez más sofisticados de la patología pueden marcar un punto de inflexión en la investigación y tratamiento del Parkinson.
Los primeros ensayos arrancaron a principios de este año con 16 pacientes y nueve voluntarios de control que llevaron la tecnología ponible durante una par de visitas clínicas y en casa constantemente durante cuatro días. Las previsiones de Intel pasan porque Cloudera CDH permita desarrollar otras técnicas avanzadas como aprendizaje automático y análisis gráficos que permitan predicciones más precisas.
No es la primera vez que Intel y la MJFF colaboran puesto que ya el año pasado realizaron un proyecto conjunto con el lanzamiento de una aplicación móvil con la que los pacientes podían informar de sus tomas de medicación y de cómo se encontraban.
Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los científicos es la medición de la enfermedad, desde su diagnóstico a su avance una vez que se está tratando. En realidad, en ese sentido no se ha avanzado gran cosa respecto a lo que el doctor James Parkinson descubrió en 1817 y seguimos dependiendo de multitud de subjetividades: desde la evaluación clínica en consulta a lo que el propio paciente y familiares relatan. El resultado es que se cree que en España alrededor de 35.000 personas sufren ya la enfermedad pero no han sido diagnosticadas.
Uno de los referentes de esta enfermedad es el actor Michael J. Fox, que la padece desde hace años y se resiste a darse por vencido. Entre los muchos esfuerzos que ha realizado el eterno protagonista de la saga Regreso al Futuro, convertido en un auténtico activista, destaca la creación de una Fundación que lleva su propio nombre.
Pues bien, es precisamente a través de esta Fundación Michael J. Fox (MJFF) como se está apostando por el mundo de los wearables y el big data para combatir la enfermedad. Punto por punto: ¿qué son exactamente los wearables? Se trata de, cómo la denomina la Fundación por el Español Urgente (Fundéu), “tecnología ponible”, entendiendo por ésta la tecnología en forma de sensores que se integran en prendas de vestir (abrigos, camisetas...) o complementos (relojes, pulseras...). En cuanto al big data, simplificando, se trata del conjunto de herramientas informáticas dedicadas a la gestión y análisis de grandes volúmenes de datos, tanto estructurados (ordenados en, por ejemplo, bases de datos) como no estructurados (imágenes, documentos de texto...).
El socio de la MJFF en esta iniciativa es el gigante de los procesadores Intel, que es quien cubre la parte tecnológica de este proyecto. Los pacientes llevan consigo dispositivos wearables que, gracias a sus sensores, envían datos pormenorizados de temblores, lentitud de movimientos, incluso, de la calidad del sueño. Estamos hablando de una recogida de datos continua, las 24 horas del día, siete días a la semana; un volumen de datos que supera las 300 observaciones por segundo y por paciente (alrededor de 1GB de información al día por dispositivo). Sin embargo, esta ingente cantidad de datos de nada servirían si no existieran herramientas para transformarlos en información. Ahí es donde entra de lleno Intel, cuyos expertos han desarrollado un algoritmo para medir los síntomas y el avance de la enfermedad.
De nuevo, open source
Uno de los componentes tecnológicos más críticos en este entramado es Cloudera CDH, es decir, una plataforma de software open-source (comúnmente conocido como ‘software libre’) que recoge, almacena y gestiona todos los datos. Esta plataforma, capaz de detectar los cambios en tiempo real, está desplegada en una infraestructura en la nube optimizada con la arquitectura de procesador de Intel.Una vez más, el open source vuelve a ser clave en la investigación científica porque, en realidad, Cloudera es uno de los mayores contribuidores a Hadoop que, a su vez, es el proyecto de código abierto administrado por la Fundación Apache Software, con la que es posible explotar datos complejos a través de análisis personalizados según necesidades específicas. A través de su distribución comercial de Hadoop, Cloudera integra sus proyectos más populares en un solo paquete.
Gracias a Hadoop es posible –y muy rentable- dividir grandes cantidades de datos sin procesar, tanto estructurados como no estructurados, que a continuación se pueden depurar y preparar para su análisis. Y eso es precisamente lo que pueden hacer los médicos y científicos con toda la información recibida desde los dispositivos que portan los enfermos de Parkinson. Se ha pasado de contar con unos pocos datos basados en las visitas a consulta y lo que relatan pacientes y familiares a un estudio exhaustivo hora a hora, minuto a minuto, de la vida del enfermo.
Este volumen de datos, cruzado con el de otros muchos pacientes, puede ayudar a crear patrones del comportamiento de la enfermedad ante los distintos tratamientos aplicados que, sumados a los avances que se habían venido realizado durante las dos últimas décadas en materia de genómica avanzada y técnicas de proteómica para crear perfiles celulares cada vez más sofisticados de la patología pueden marcar un punto de inflexión en la investigación y tratamiento del Parkinson.
Los primeros ensayos arrancaron a principios de este año con 16 pacientes y nueve voluntarios de control que llevaron la tecnología ponible durante una par de visitas clínicas y en casa constantemente durante cuatro días. Las previsiones de Intel pasan porque Cloudera CDH permita desarrollar otras técnicas avanzadas como aprendizaje automático y análisis gráficos que permitan predicciones más precisas.
No es la primera vez que Intel y la MJFF colaboran puesto que ya el año pasado realizaron un proyecto conjunto con el lanzamiento de una aplicación móvil con la que los pacientes podían informar de sus tomas de medicación y de cómo se encontraban.
Sin comentarios