Periodistas: El día que nos convertimos en proveedores de servicios
Google ha celebrado hoy en Madrid su Big Tent 2014 durante el cual se pretendía abordar el futuro del periodismo y de los medios digitales. Mi sensación es que se ha hablado más del presente y, fundamentalmente, de los medios digitales, dejando a su suerte al periodismo (no digo ya a los periodistas). Algo que tampoco sorprende porque, a la luz de las palabras de algunos de los ponentes, los medios digitales cada vez tienen que ver menos con el periodismo.
El primero en avanzar en esa idea ha sido el gurú del periodismo Jeff Jarvis, para el que "el contenido ya no es más que una herramienta", un elemento alrededor del cual han de desarrollarse otros servicios con los que dar valor a los lectores... que, en realidad, ya han pasado de ser lectores de un medio digital a consumidores de un escaparate variopinto.
¿Exagero? Bueno, no tanto, considerando que por periodismo hoy he visto a directores de medios defender una infografía en la que marcas tus vacaciones de verano y tu grupo musical favorito y te dice a qué festival de música debes acudir. ¿Periodismo o información? Diría que lo segundo. Periodismo sería hablar del festival de música, de sus problemas de financiación, su historia, su situación actual, el impacto de la SGAE o del IVA cultural...
Cuando en la Facultad nos transmitían el mensaje de que la Prensa era una servicio público, no creo que se refirieran a ésto exactamente. Entiendo que las empresas de medios tengan que buscar su modelo de negocio para ser rentables, pero al menos no llamemos periodismo a lo que no lo es y, sobre todo, no desperdiciemos la formación de un periodista en desarrollar servicios que nada tienen que ver con su talento.
Jarvis ha tratado de dar valor al periodista, asegurando que nos podemos ganar la vida tanto como verificadores de las noticias que se cuecen en redes sociales como Twitter, como contextualizadores de las mismas. Jarvis no ha pasado ni siquiera de puntillas por el periodismo de investigación, de elaboración de temas propios, aunque sí ha abogado por la especialización, aconsejando "ser bueno en una cosa y enlazar a las demás". Buena idea, si no fuera porque estamos en España y buena parte de los editores junto al Gobierno impondrán el Canon AEDE y matarán literalmente a Internet.
Jarvis apuesta por todo lo necesario para ganar minutos de atención del lector -y si se informa, digo yo que mejor-, pues medios como Financial Times ya han comenzado a facturar su publicidad, en lugar de por número de impresiones, por minutos de atención. Considerando que la noticia más leída en los medios, sean del signo que sean, suele estar protagonizada por un 'desliz' (por aquello de ser generoso) de Mariló Montero o de cuatro tipejos en pelota picada en una playa, imaginen el riesgo que tiene este modelo. Quizás por eso, Montserrat Domínguez, directora del Huffington Post, ha lanzado la advertencia de que "ojo con las analíticas de qué interesa más a nuestros lectores, que puede terminar por condicionar demasiado el contenido".
Sin embargo, el lado más amargo de la tecnología viene por el lado de la movilidad. ¿Por qué? Porque es el camino a través del cual están llegando más lectores y, sin embargo, el que resulta más dificil de monetizar. La publicidad en el móvil resulta demasiado intrusiva, dificulta la lectura... sencillamente, ha defraudado. Y no son palabras mías, sino del mismo Filloux de Les Echos que lo ha padecido en carnes propias. Domínguez, por ejemplo, ve cómo el 47% de sus accesos llegan por móvil en el Huffington Post (con dificultades para sacarle dinero) y otro 37% de internacional (fundamentalmente Latinoamérica), al que no saca un sólo euro. Echen cuentas y comprenderán porque su modelo de plantilla tiene tanto sentido (12 redactores y 10 colaboradores con sueldo y, el resto, más de 500 bloggers que escriben por amor al arte).
La tecnología ha llegado a los medios para quedarse, pero es preciso hacer una reflexión profunda y no caer en el error de pensar, por ejemplo, que el mismo periodista que es capaz de realizar un reportaje de investigación que hace las delicias de los lectores y se disparan las visitas es capaz (o tiene tiempo) de realizar contenido multimedia de calidad, de ese del que hoy se ha dicho que hay mucho apetito.
Éste no es post pesimista ni pretende desalentar a nadie. La tecnología brinda muchas y nuevas oportunidades a los medios digitales; ojalá éstos sepan aprovecharlas sin olvidarse del periodismo.
Después de haber estado oyendo que la clave del éxito de los nuevos medios digitales es escuchar a los lectores, conocerles, saber qué les interesa, Cabrerizo ha preferido no contestar las preguntas incómodas sobre el Canon AEDE y, además, cortar la sangría de su orgullo y autoestima con un "ésta es la última pregunta sobre este tema".
Su mayor aportación a la cuestión se ha reducido a plantear que "la relación entre medios y tecnología es complicada y tenemos que seguir avanzando en ella", batiéndose despuésen retirada, consciente de su carencia de argumentos racionales, sin poder siquiera aclarar por qué si los enlaces de Google son tan malignos para los medios, los suyos no dejan de indexarlo. No es para risa, pero durante el café posterior, puedo segurar que sí lo ha sido. Ustedes ya me entienden.
El primero en avanzar en esa idea ha sido el gurú del periodismo Jeff Jarvis, para el que "el contenido ya no es más que una herramienta", un elemento alrededor del cual han de desarrollarse otros servicios con los que dar valor a los lectores... que, en realidad, ya han pasado de ser lectores de un medio digital a consumidores de un escaparate variopinto.
¿Exagero? Bueno, no tanto, considerando que por periodismo hoy he visto a directores de medios defender una infografía en la que marcas tus vacaciones de verano y tu grupo musical favorito y te dice a qué festival de música debes acudir. ¿Periodismo o información? Diría que lo segundo. Periodismo sería hablar del festival de música, de sus problemas de financiación, su historia, su situación actual, el impacto de la SGAE o del IVA cultural...
Cuando en la Facultad nos transmitían el mensaje de que la Prensa era una servicio público, no creo que se refirieran a ésto exactamente. Entiendo que las empresas de medios tengan que buscar su modelo de negocio para ser rentables, pero al menos no llamemos periodismo a lo que no lo es y, sobre todo, no desperdiciemos la formación de un periodista en desarrollar servicios que nada tienen que ver con su talento.
Jarvis ha tratado de dar valor al periodista, asegurando que nos podemos ganar la vida tanto como verificadores de las noticias que se cuecen en redes sociales como Twitter, como contextualizadores de las mismas. Jarvis no ha pasado ni siquiera de puntillas por el periodismo de investigación, de elaboración de temas propios, aunque sí ha abogado por la especialización, aconsejando "ser bueno en una cosa y enlazar a las demás". Buena idea, si no fuera porque estamos en España y buena parte de los editores junto al Gobierno impondrán el Canon AEDE y matarán literalmente a Internet.
Jarvis apuesta por todo lo necesario para ganar minutos de atención del lector -y si se informa, digo yo que mejor-, pues medios como Financial Times ya han comenzado a facturar su publicidad, en lugar de por número de impresiones, por minutos de atención. Considerando que la noticia más leída en los medios, sean del signo que sean, suele estar protagonizada por un 'desliz' (por aquello de ser generoso) de Mariló Montero o de cuatro tipejos en pelota picada en una playa, imaginen el riesgo que tiene este modelo. Quizás por eso, Montserrat Domínguez, directora del Huffington Post, ha lanzado la advertencia de que "ojo con las analíticas de qué interesa más a nuestros lectores, que puede terminar por condicionar demasiado el contenido".
El peligro de la movilidad
En todo caso, si algo ha quedado patente hoy durante el evento, es que la implantación de la tecnología en los medios es un arma de doble filo. Por un lado, y en esto han coincidido la práctica totalidad de los ponentes, desde Robert Shrimsley (director de la versión digital del Financial Times), a Frédéric Filloux (director del área digital del Grupo Les Echos) a Ignacio Cardero (director de El Confidencial), es que gracias a la tecnología los medios conocen mucho mejor a los lectores, pudiendo mejorar la información que se les proporciona.Sin embargo, el lado más amargo de la tecnología viene por el lado de la movilidad. ¿Por qué? Porque es el camino a través del cual están llegando más lectores y, sin embargo, el que resulta más dificil de monetizar. La publicidad en el móvil resulta demasiado intrusiva, dificulta la lectura... sencillamente, ha defraudado. Y no son palabras mías, sino del mismo Filloux de Les Echos que lo ha padecido en carnes propias. Domínguez, por ejemplo, ve cómo el 47% de sus accesos llegan por móvil en el Huffington Post (con dificultades para sacarle dinero) y otro 37% de internacional (fundamentalmente Latinoamérica), al que no saca un sólo euro. Echen cuentas y comprenderán porque su modelo de plantilla tiene tanto sentido (12 redactores y 10 colaboradores con sueldo y, el resto, más de 500 bloggers que escriben por amor al arte).
La tecnología ha llegado a los medios para quedarse, pero es preciso hacer una reflexión profunda y no caer en el error de pensar, por ejemplo, que el mismo periodista que es capaz de realizar un reportaje de investigación que hace las delicias de los lectores y se disparan las visitas es capaz (o tiene tiempo) de realizar contenido multimedia de calidad, de ese del que hoy se ha dicho que hay mucho apetito.
Éste no es post pesimista ni pretende desalentar a nadie. La tecnología brinda muchas y nuevas oportunidades a los medios digitales; ojalá éstos sepan aprovecharlas sin olvidarse del periodismo.
Cabrerizo, sólo ante el peligro
El momento más hilarante del evento lo protagonizó Javier Cabrerizo, director general de Unidad Editorial, que como muchos de ustedes sabrán es uno de los mayores impulsores del bautizado como Canon AEDE por el que España se convertirá en el primer país del mundo que prohiba enlazar en Internet. Cabrerizo ha pretendido arrancar brillante su intervención con un nuestro trabajo es "la síntesis del arte de contar historias con la ciencia de los datos" para terminar acorralado por las preguntas del público, balbuceando y tratando de imponer una censura al auditorio.Después de haber estado oyendo que la clave del éxito de los nuevos medios digitales es escuchar a los lectores, conocerles, saber qué les interesa, Cabrerizo ha preferido no contestar las preguntas incómodas sobre el Canon AEDE y, además, cortar la sangría de su orgullo y autoestima con un "ésta es la última pregunta sobre este tema".
Su mayor aportación a la cuestión se ha reducido a plantear que "la relación entre medios y tecnología es complicada y tenemos que seguir avanzando en ella", batiéndose despuésen retirada, consciente de su carencia de argumentos racionales, sin poder siquiera aclarar por qué si los enlaces de Google son tan malignos para los medios, los suyos no dejan de indexarlo. No es para risa, pero durante el café posterior, puedo segurar que sí lo ha sido. Ustedes ya me entienden.
Sin comentarios