Tecnología para poner la clase patas arriba
Tras el éxito del pabellón temático del año pasado, este año SIMO Educación cobra entidad propia y se constituye como una punto de encuentro de la comunidad educativa con la industria TIC (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) y el sector de los contenidos educativos digitales. Así lo cuenta su directora, María Valcarce, que para la edición que se celebra del 16 al 18 de octubre ha querido que los docentes tuvieran un papel protagonista.
No es para menos, a fin de cuentas, la industria de las TIC se está volcando con el mundo de la Educación, no sólo por un interés de ampliar los conocimientos digitales sino, además, para inyectar nuevos ingresos a unas cuentas de resultados tocadas con los recortes de la Administración. Más allá de los gurús que impartan sus conferencias en SIMO Educación, me llama poderosamente la atención otro tipo de sesiones; en concreto, la de los profesores de localidades alejadas de las grandes urbes, que es a las que solemos asociar el mayor progreso. Craso error. Manuel Jesús Fernández Naranjo es director y profesor de Ciencias Sociales en el IES Virgen del Castillo en Lebrija (Sevilla). Rompe con ese mito de que la innovación sólo se da en las grandes ciudades y, además, que la llevan a cabo los más jóvenes.
A sus 52 años (24 de ellos como docente y 10 como director), ya lleva tres o cuatro haciendo un uso intensivo de las nuevas tecnologías para impartir sus clases. "Yo entiendo que hay que buscar la mejor manera de conectar con los alumnos", a los que más que nativos digitales los ve como "huérfanos digitales": "utilizan muchas tecnologías pero nadie les ha enseñado a hacerlo, son autodidactas, y en ocasiones te encuentras con que un alumno ni siquiera sabe adjuntar un archivo en un correo electrónico".
Fernández Naranjo concibe la tecnología "como una herramienta más para el aprendizaje, para hacer la clase mucho más participativa, compartir, colaborar, elaborar nuestros propios materiales...". Así, desde el año pasado el centro hace uso de las Google Apps for Education, desde el mismo correo electrónico (Gmail), al repositorio para documentos en la nube (Drive), los mapas o Sites para crear sus propias páginas web. Todo sirve, incluidos los blogs -y este profesor predica con el ejemplo con el suyo propio: el Direblog-, Movenote para hacer presentaciones con vídeo; Glogster o Muraly para crear murales digitales multimedia... Y es que, si algo ha notado en los últimos años este profesor es cómo han ido apareciendo cada vez más herramientas que facilitan su labor.
El camino hasta aquí no ha sido sencillo. "No sólo he tenido que ponerme al día", confiesa Fernández Naranjo, "sino que sigo poniéndome continuamente, porque esto es un proceso vivo". Además, con la satisfacción de ver resultados muy positivos entre su alumnado, con mejoras de rendimiento y académicas, "con un aprendizaje mucho más enriquecedor". Y es que, entre sus alumnos, no es extraño ver cómo se tuitean unos a otros comentando temas de la asignatura.
Respecto al anuncio de la Comunidad de Madrid de impartir la asignatura de Programación (siendo Telefónica la que forme a los docentes), Fernández Naranjo se muestra un poco escéptico: "la programación es cierto que ayuda a estructurar la mente, pero no sé hasta qué punto es clave. Como complemento sí, pero no creo que sea necesaria para que los chavales sepan manejarse con la tecnología".
No es para menos, a fin de cuentas, la industria de las TIC se está volcando con el mundo de la Educación, no sólo por un interés de ampliar los conocimientos digitales sino, además, para inyectar nuevos ingresos a unas cuentas de resultados tocadas con los recortes de la Administración. Más allá de los gurús que impartan sus conferencias en SIMO Educación, me llama poderosamente la atención otro tipo de sesiones; en concreto, la de los profesores de localidades alejadas de las grandes urbes, que es a las que solemos asociar el mayor progreso. Craso error. Manuel Jesús Fernández Naranjo es director y profesor de Ciencias Sociales en el IES Virgen del Castillo en Lebrija (Sevilla). Rompe con ese mito de que la innovación sólo se da en las grandes ciudades y, además, que la llevan a cabo los más jóvenes.
A sus 52 años (24 de ellos como docente y 10 como director), ya lleva tres o cuatro haciendo un uso intensivo de las nuevas tecnologías para impartir sus clases. "Yo entiendo que hay que buscar la mejor manera de conectar con los alumnos", a los que más que nativos digitales los ve como "huérfanos digitales": "utilizan muchas tecnologías pero nadie les ha enseñado a hacerlo, son autodidactas, y en ocasiones te encuentras con que un alumno ni siquiera sabe adjuntar un archivo en un correo electrónico".
Fernández Naranjo concibe la tecnología "como una herramienta más para el aprendizaje, para hacer la clase mucho más participativa, compartir, colaborar, elaborar nuestros propios materiales...". Así, desde el año pasado el centro hace uso de las Google Apps for Education, desde el mismo correo electrónico (Gmail), al repositorio para documentos en la nube (Drive), los mapas o Sites para crear sus propias páginas web. Todo sirve, incluidos los blogs -y este profesor predica con el ejemplo con el suyo propio: el Direblog-, Movenote para hacer presentaciones con vídeo; Glogster o Muraly para crear murales digitales multimedia... Y es que, si algo ha notado en los últimos años este profesor es cómo han ido apareciendo cada vez más herramientas que facilitan su labor.
La clase al revés
El director del IES Virgen del Castillo se sirve de todas estas tecnologías para poner en práctica un nuevo modelo: la clase al revés o, por su terminología en inglés, la flipped classroom. Esta metodología consiste en invertir el proceso, rompiendo con el molde de "el profesor explica, el alumnos atiende y, luego en casa, hace los deberes". Ahora, en cambio, la lección en modo de ficha, vídeo, mural interactivo, etc. se desarrolla en casa y es al día siguiente, ya en el aula, donde se explica, se debate, argumenta y contra-argumenta y los propios alumnos realizan búsquedas de más información. "Se trara de aprovechar al máximo el tiempo en clase", puntualiza el profesor.El camino hasta aquí no ha sido sencillo. "No sólo he tenido que ponerme al día", confiesa Fernández Naranjo, "sino que sigo poniéndome continuamente, porque esto es un proceso vivo". Además, con la satisfacción de ver resultados muy positivos entre su alumnado, con mejoras de rendimiento y académicas, "con un aprendizaje mucho más enriquecedor". Y es que, entre sus alumnos, no es extraño ver cómo se tuitean unos a otros comentando temas de la asignatura.
Respecto al anuncio de la Comunidad de Madrid de impartir la asignatura de Programación (siendo Telefónica la que forme a los docentes), Fernández Naranjo se muestra un poco escéptico: "la programación es cierto que ayuda a estructurar la mente, pero no sé hasta qué punto es clave. Como complemento sí, pero no creo que sea necesaria para que los chavales sepan manejarse con la tecnología".
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