Ni independencia ni apocalipsis
La lectura que hace Artur Mas
de los resultados electorales ratifican lo que ya se evidenciaba en
campaña: Definitivamente, los independentistas se merecen a un líder
mejor que Mas. ¿Cómo puede afirmar que la independencia ha quedado
legitimada si ni ha conseguido la mayoría absoluta ni ha alcanzado el 50% de los votos?
Ni siquiera tiene garantizado que puede volver a ser president, pero el
que fuera de número 4 por Junts Pel Sí quiere aparecer como el gran
triunfador.
Algo parecido sucede con el PP, desde cuya sede en Génova ahora sí ven como un plebiscito las pasadas elecciones para, de ese modo, desviar la atención sobre su clamoroso fracaso y fijarla en que Mas no ha validado su apuesta independentista. Allí estaba anoche Pablo Casado, soltando un discurso que ni él mismo terminaba de creerse, eludiendo a toda costa hablar de cómo su candidato García Albiol ha perdido, incluso, cerca de 5.000 votos menos en su querida Badalona. Toda la campaña asegurando que las Catalanas eran sólo unas elecciones autonómicas y, como tales, el PP debería admitir que la opción de Mas ha ganado y la suya ha perdido. García Albiol, al menos, sí admitió su batacazo.
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Algo parecido sucede con el PP, desde cuya sede en Génova ahora sí ven como un plebiscito las pasadas elecciones para, de ese modo, desviar la atención sobre su clamoroso fracaso y fijarla en que Mas no ha validado su apuesta independentista. Allí estaba anoche Pablo Casado, soltando un discurso que ni él mismo terminaba de creerse, eludiendo a toda costa hablar de cómo su candidato García Albiol ha perdido, incluso, cerca de 5.000 votos menos en su querida Badalona. Toda la campaña asegurando que las Catalanas eran sólo unas elecciones autonómicas y, como tales, el PP debería admitir que la opción de Mas ha ganado y la suya ha perdido. García Albiol, al menos, sí admitió su batacazo.
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