Carta abierta a Ana Pastor
Querida Ana,
Dos días he tardado en lanzarme a escribir esta columna porque, por lo general y con la excepción de los casos flagrantes de manipulación informativa (autonómicas, TVE...), quién soy yo para cuestionar la labor de otro colega. Remitiéndome a tus propias palabras que, por otro lado, siempre abren una buena vía de escape, yo soy un aprendiz que sigue aprendiendo.
Sin embargo, la entrevista a Malala emitida el pasado domingo me dolió profesionalmente, más aún considerando que detrás de la misma había años de gestiones para conseguirla. Desde mi punto de vista, la entrevista con la joven que sufrió un terrible atentado a manos de los talibanes no aportó gran cosa, nada que no hubiéramos oído ya antes y, en mi humilde opinión, únicamente sirvió para reforzar su rol de objeto de propaganda en que ya ha sido convertida.
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Dos días he tardado en lanzarme a escribir esta columna porque, por lo general y con la excepción de los casos flagrantes de manipulación informativa (autonómicas, TVE...), quién soy yo para cuestionar la labor de otro colega. Remitiéndome a tus propias palabras que, por otro lado, siempre abren una buena vía de escape, yo soy un aprendiz que sigue aprendiendo.
Sin embargo, la entrevista a Malala emitida el pasado domingo me dolió profesionalmente, más aún considerando que detrás de la misma había años de gestiones para conseguirla. Desde mi punto de vista, la entrevista con la joven que sufrió un terrible atentado a manos de los talibanes no aportó gran cosa, nada que no hubiéramos oído ya antes y, en mi humilde opinión, únicamente sirvió para reforzar su rol de objeto de propaganda en que ya ha sido convertida.
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