¿Determina el género nuestro grado de temeridad?
Un grupo de científicos pertenecientes a la Royal Society
británica acaban de publicar los resultados de un estudio acerca de las
diferencias entre machos y hembras a la hora de afrontar los riesgos.
La investigación se realizó con ratas en un entorno cerrado.
No es la primera vez que se hace un estudio de estas características, aunque una diferencia básica respecto a los anteriores es que éste incluía a los roedores la posibilidad de esconderse bajo una cubierta como, de hecho, es posible hacer cuando viven en la naturaleza. A fin de cuentas, su respuesta natural ante un peligro es correr y esconderse.
Los resultados demostraron que en situaciones de riesgo leve, más aún si el contexto en el que se desarrollan es nuevo, los machos adoptan una postura más temeraria que las hembras, hasta el punto de que ni siquiera se ocultaron en la cubierta.
El segundo de los entornos al que fueron sometidas las ratas fue a uno de riesgo extremo como es el que representa el olor de un gato. En este punto, mientras que las hembras se escondieron por completo en la cubierta, los machos pasaron mucho más tiempo con la cabeza al descubierto, en espera de los acontecimientos. Esta actitud les permite recabar mucha más información de un entorno que les resulta completamente nuevo y, por tanto, sobre la posible presencia de un depredador.
Lo curioso del experimento llegó cuando se presentó el tercero de los escenarios. Las ratas fueron expuestas al olor del depredador o, por ser más precisos, a los restos del olor, puesto que éste fue retirado. Se creaba así un entorno conocido, como es el de uno con presencia del olor a gato. En esta situación fueron las hembras las que pasaron más tiempo al descubierto mientras los machos tendieron a esconderse más.
En este sentido, los expertos apuntan que los machos quedan más afectados por las experiencias pasadas que las hembras, que tienden a no asociar de un modo tan fuerte los restos de olor a gato en campo abierto.
¿A qué se debe este comportamiento si, en la prueba anterior fue el macho el que recopiló mayor cantidad de información al haber permanecido con la cabeza al descubierto la mayor del tiempo? El estudio indica que en esta tercera experiencia son las hembras las que adoptan una postura más exploratoria, tratando de actualizar su información sobre los posibles cambios en el entorno.
Los científicos concluyen que las ratas machos y hembras difieren claramente en el modo en que responden a los riesgos, no sólo en términos de respuestas directas del comportamiento (contexto nuevo y olor de un depredador), sino también de sus respuestas aprendidas (contexto condicionado).
Aunque el estudio indica que los machos son más propensos al riesgo, éstos tienen muy en cuenta las experiencias pasadas, mientras que las hembras, en cambio, confían más en una información detallada y actualizada. Eso explicaría, según los científicos, por qué los machos son más rápidos a la hora de tomar decisiones –no quiere decir que tomen siempre la correcta- y en aprender tareas de descarte. En este sentido, la teoría vendría a sugerir que puede existir una relación general entre las conductas de riesgo y el modo de aprendizaje según el género.
El hecho de que la mayor carga de la reproducción de la especie recaiga sobre la rata hembra podría ser una explicación para que ésta sea más cauta, menos temeraria ante situaciones de peligro. Los científicos comparan este comportamiento con, por ejemplo, el que tienen las agujas de mar, en las que es la hembra la que deposita los huevos en el macho. En esta especie acuática, en la que el macho es quien tiene mayor protagonismo en las tareas reproductivas, la hembra es la que adopta mayores comportamientos de riesgo.
No es la primera vez que se hace un estudio de estas características, aunque una diferencia básica respecto a los anteriores es que éste incluía a los roedores la posibilidad de esconderse bajo una cubierta como, de hecho, es posible hacer cuando viven en la naturaleza. A fin de cuentas, su respuesta natural ante un peligro es correr y esconderse.
Los resultados demostraron que en situaciones de riesgo leve, más aún si el contexto en el que se desarrollan es nuevo, los machos adoptan una postura más temeraria que las hembras, hasta el punto de que ni siquiera se ocultaron en la cubierta.
El segundo de los entornos al que fueron sometidas las ratas fue a uno de riesgo extremo como es el que representa el olor de un gato. En este punto, mientras que las hembras se escondieron por completo en la cubierta, los machos pasaron mucho más tiempo con la cabeza al descubierto, en espera de los acontecimientos. Esta actitud les permite recabar mucha más información de un entorno que les resulta completamente nuevo y, por tanto, sobre la posible presencia de un depredador.
Lo curioso del experimento llegó cuando se presentó el tercero de los escenarios. Las ratas fueron expuestas al olor del depredador o, por ser más precisos, a los restos del olor, puesto que éste fue retirado. Se creaba así un entorno conocido, como es el de uno con presencia del olor a gato. En esta situación fueron las hembras las que pasaron más tiempo al descubierto mientras los machos tendieron a esconderse más.
En este sentido, los expertos apuntan que los machos quedan más afectados por las experiencias pasadas que las hembras, que tienden a no asociar de un modo tan fuerte los restos de olor a gato en campo abierto.
¿A qué se debe este comportamiento si, en la prueba anterior fue el macho el que recopiló mayor cantidad de información al haber permanecido con la cabeza al descubierto la mayor del tiempo? El estudio indica que en esta tercera experiencia son las hembras las que adoptan una postura más exploratoria, tratando de actualizar su información sobre los posibles cambios en el entorno.
Los científicos concluyen que las ratas machos y hembras difieren claramente en el modo en que responden a los riesgos, no sólo en términos de respuestas directas del comportamiento (contexto nuevo y olor de un depredador), sino también de sus respuestas aprendidas (contexto condicionado).
Aunque el estudio indica que los machos son más propensos al riesgo, éstos tienen muy en cuenta las experiencias pasadas, mientras que las hembras, en cambio, confían más en una información detallada y actualizada. Eso explicaría, según los científicos, por qué los machos son más rápidos a la hora de tomar decisiones –no quiere decir que tomen siempre la correcta- y en aprender tareas de descarte. En este sentido, la teoría vendría a sugerir que puede existir una relación general entre las conductas de riesgo y el modo de aprendizaje según el género.
El hecho de que la mayor carga de la reproducción de la especie recaiga sobre la rata hembra podría ser una explicación para que ésta sea más cauta, menos temeraria ante situaciones de peligro. Los científicos comparan este comportamiento con, por ejemplo, el que tienen las agujas de mar, en las que es la hembra la que deposita los huevos en el macho. En esta especie acuática, en la que el macho es quien tiene mayor protagonismo en las tareas reproductivas, la hembra es la que adopta mayores comportamientos de riesgo.
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