ISIS: Nace el Ciber-Califato Unido
El pasado mes de febrero el Pentágono anunciaba un fortalecimiento de
su ofensiva cibernética contra ISIS. Previamente y justo tras los
atentados de París, Anonymous orquestó también su campaña informática contra los terroristas fundamentalistas. Como ya hemos abordado en más de una ocasión en kⒶosTICa, el mundo automatizado y conectado en el que vivimos propicia que surja la amenaza de las bombas lógicas que matan personas.
Flashpoint es una compañía de inteligencia de lo que se denomina la Deep and Dark Web, ese espacio de la red que no está presente a los ojos del internauta casual pero que se extiende a lo largo y ancho el ciberespacio. Esta organización acaba de publicar un informe bajo el título de Hacking for ISIS: The Emergent Cyber Threat Landscape (Hackear para ISIS: el escenario emergente de la ciberamenaza) en el que se expone la unión de los diferentes frentes informáticos que tenía abierto ISIS. Si hace unos meses los más diversos colectivos pro-ISIS hackeaban de manera individualizada y descoordinada, ahora se organizan bajo el bautizado como ‘Ciber-Califato Unido’.
Con esta nueva organización, en vigor desde hace un mes, y a través de las redes sociales, el objetivo pasa por generar tanto caos y publicidad como sea posible. En su contra tienen que, en muchos de los casos, el nivel técnico de estos sujetos pro-ISIS es tan básico que resulta extremadamente sencillo rastrearlos y desvelar sus identidades (primero de los seguidores y, segundo, de los propios hackers).
Esta precariedad técnica está lejos de lo que en su día tuvo en mente el que podríamos considerar fundador del ‘movimiento hacker’ de apoyo a ISIS, Junaid Hussain, alias Abu Hussain Al Britani. Hussain, muerto en un bombardeo de EEUU en agosto de 2015, llegó a jugar un papel crucial en la obtención de las contraseñas de las cuentas de Twitter y YouTube del Comando Central de EEUU en enero de 2015, habiendo enviado desde ellas consignas a favor de ISIS.
Estas carencias técnicas han servido para que a buena parte de los hackers fundamentalistas se les considere casi fans, habiendo acuñado para ellos el término ‘jihobbiests’.
¿Son o no un amenaza real estos jihobbiests’? Y la respuesta es clara: Sí. ISIS está sabiendo atraer a seguidores con un talento en potencia y es cuestión de tiempo que maduren y perfeccionen sus habilidades informáticas a través de la formación y los manuales técnicos que la propia organización terrorista cuelga en los foros de su propia Deep Web o en los diferentes canales de Telegram que mantiene. Precisamente estos canales funcionan como una línea de soporte, en la que los hackers aficionados plantean dudas que son resueltas por los expertos.
Del mismo modo que muchos de los artefactos explosivos utilizados en atentados fueron construidos por personas sin ninguna experiencia previa –que aprendieron con manuales descargados de Internet-, con el Ciber-Califato Unido está sucediendo lo mismo.
Hasta la fecha, los ataques de estos hackers se han dirigido a los Gobiernos, a la banca o a los medios de comunicación con un claro propósito propagandístico. Sin embargo, ¿cuánto tardarán en dirigir esos ataques contra las infraestructuras críticas, como la red de agua, de electricidad, centrales nucleares, etc.?
Flashpoint es una compañía de inteligencia de lo que se denomina la Deep and Dark Web, ese espacio de la red que no está presente a los ojos del internauta casual pero que se extiende a lo largo y ancho el ciberespacio. Esta organización acaba de publicar un informe bajo el título de Hacking for ISIS: The Emergent Cyber Threat Landscape (Hackear para ISIS: el escenario emergente de la ciberamenaza) en el que se expone la unión de los diferentes frentes informáticos que tenía abierto ISIS. Si hace unos meses los más diversos colectivos pro-ISIS hackeaban de manera individualizada y descoordinada, ahora se organizan bajo el bautizado como ‘Ciber-Califato Unido’.
Con esta nueva organización, en vigor desde hace un mes, y a través de las redes sociales, el objetivo pasa por generar tanto caos y publicidad como sea posible. En su contra tienen que, en muchos de los casos, el nivel técnico de estos sujetos pro-ISIS es tan básico que resulta extremadamente sencillo rastrearlos y desvelar sus identidades (primero de los seguidores y, segundo, de los propios hackers).
Esta precariedad técnica está lejos de lo que en su día tuvo en mente el que podríamos considerar fundador del ‘movimiento hacker’ de apoyo a ISIS, Junaid Hussain, alias Abu Hussain Al Britani. Hussain, muerto en un bombardeo de EEUU en agosto de 2015, llegó a jugar un papel crucial en la obtención de las contraseñas de las cuentas de Twitter y YouTube del Comando Central de EEUU en enero de 2015, habiendo enviado desde ellas consignas a favor de ISIS.
Estas carencias técnicas han servido para que a buena parte de los hackers fundamentalistas se les considere casi fans, habiendo acuñado para ellos el término ‘jihobbiests’.
¿Son o no un amenaza real estos jihobbiests’? Y la respuesta es clara: Sí. ISIS está sabiendo atraer a seguidores con un talento en potencia y es cuestión de tiempo que maduren y perfeccionen sus habilidades informáticas a través de la formación y los manuales técnicos que la propia organización terrorista cuelga en los foros de su propia Deep Web o en los diferentes canales de Telegram que mantiene. Precisamente estos canales funcionan como una línea de soporte, en la que los hackers aficionados plantean dudas que son resueltas por los expertos.
Del mismo modo que muchos de los artefactos explosivos utilizados en atentados fueron construidos por personas sin ninguna experiencia previa –que aprendieron con manuales descargados de Internet-, con el Ciber-Califato Unido está sucediendo lo mismo.
Hasta la fecha, los ataques de estos hackers se han dirigido a los Gobiernos, a la banca o a los medios de comunicación con un claro propósito propagandístico. Sin embargo, ¿cuánto tardarán en dirigir esos ataques contra las infraestructuras críticas, como la red de agua, de electricidad, centrales nucleares, etc.?
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