Una colmena de abejas dron contra la polución
Arranca la cuenta atrás para saber si un grupo de jóvenes estudiantes
de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) se impondrá a otros ochos
proyectos que compiten en la final del Tsinghua-Santander World Challenges of the 21st Century Program, competición interncional que se celebra en China (Beijing). La cita es esta segunda quincena de agosto y, si tienen éxito, su enjambre de abejas dron cubrirá los cielos de Pekín.
Desde la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE) Alejandro Fernández, Diego Ortega, Sergio Pérez y Yajing Zheng quisieron explorar una nueva utilidad para los drones, que se han popularizado extraordinariamente en los últimos tiempos. Así surgió ‘UrbanBees’, proyecto capaz de haberse hecho un hueco en uno de los concursos más prestigiosos en el ámbito de la ingeniería en el continente asiático.
El objetivo final de UrbanBees es contribuir a combatir la contaminación que, en casos precisamente como Beijing, es muy elevada, hasta el punto de que no resulta extraño ver a sus habitantes pasear con mascarillas en la cara.
¿Cómo funciona? Sencillo, como una colmena de abejas, es decir, si en la naturaleza estos insectos se coordinan para recoger néctar y transformarlo posteriormente en miel, el enjambre de drones lo que hace es recoger directamente contaminación y, de regreso a la colmena, esto es, a la base central, procesarla y darle una nueva vida.
Esto es posible porque en la polución existen partículas de polvo llamadas PM10 (de tamaño inferior a 10 micras) cuya composición mayoritaria son metales. Estas partículas son las que recolectan las UrbanBees para, una vez en la ‘colmena’, procesarlo y dar con un compuesto que pueda ser utilizado por las impresoras 3D, cada vez más extendidas.
El proyecto todavía ha de madurar en aspectos como el modo en que se comunica la colmena y todas las abejas-dron. Paralelamente, los mecanismos para la recogida de contaminación también ha de depurarse, pero de conseguirlo, los estudiantes de la UPM son firmes candidatos a hacerse con el primer premio.
Para ello tendrán que derrotar a otros proyectos como un proyecto educativo para implicar a los padres en la educación para la sostenibilidad, la utilización de botellas de plástico para construir casas flotantes, el aprovechamiento del agua de lluvia en las ciudades para reducir hasta en un 50% los costes de agua o un sistema de células solares basadas en la fotosíntesis de las algas microbianas, entre otros.
Desde la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE) Alejandro Fernández, Diego Ortega, Sergio Pérez y Yajing Zheng quisieron explorar una nueva utilidad para los drones, que se han popularizado extraordinariamente en los últimos tiempos. Así surgió ‘UrbanBees’, proyecto capaz de haberse hecho un hueco en uno de los concursos más prestigiosos en el ámbito de la ingeniería en el continente asiático.
El objetivo final de UrbanBees es contribuir a combatir la contaminación que, en casos precisamente como Beijing, es muy elevada, hasta el punto de que no resulta extraño ver a sus habitantes pasear con mascarillas en la cara.
¿Cómo funciona? Sencillo, como una colmena de abejas, es decir, si en la naturaleza estos insectos se coordinan para recoger néctar y transformarlo posteriormente en miel, el enjambre de drones lo que hace es recoger directamente contaminación y, de regreso a la colmena, esto es, a la base central, procesarla y darle una nueva vida.
Esto es posible porque en la polución existen partículas de polvo llamadas PM10 (de tamaño inferior a 10 micras) cuya composición mayoritaria son metales. Estas partículas son las que recolectan las UrbanBees para, una vez en la ‘colmena’, procesarlo y dar con un compuesto que pueda ser utilizado por las impresoras 3D, cada vez más extendidas.
El proyecto todavía ha de madurar en aspectos como el modo en que se comunica la colmena y todas las abejas-dron. Paralelamente, los mecanismos para la recogida de contaminación también ha de depurarse, pero de conseguirlo, los estudiantes de la UPM son firmes candidatos a hacerse con el primer premio.
Para ello tendrán que derrotar a otros proyectos como un proyecto educativo para implicar a los padres en la educación para la sostenibilidad, la utilización de botellas de plástico para construir casas flotantes, el aprovechamiento del agua de lluvia en las ciudades para reducir hasta en un 50% los costes de agua o un sistema de células solares basadas en la fotosíntesis de las algas microbianas, entre otros.
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