¿Por qué tu nevera ya no dura 40 años?
Los electrodomésticos de línea blanca (neveras, lavadoras,
secadoras...) antes podían tener una vida útil de 40 o 50 años. Ahora, en cambio, podemos considerarnos afortunados si
nos aguanta 8 o 10 años... y con una lista de averías de por medio. ¿A qué se
debe esto? Antes de comenzar con el listado de deficiencias en la producción,
llamar la atención sobre la concentración empresarial que también en esta
industria ha tenido lugar, donde multinacionales como Whirlpool, Electrolux y
más recientemente LG y Samsung dominan el mercado, restando la competencia.
Cada vez más componentes están diseñados para fallar. Sí, es
la tan estudiada obsolescencia programada, es práctica por la que la longevidad
de partes clave –entre otras cosas, por caras- se ha reducido drásticamente.
Cuando falla una de estas piezas, suele compensar más comprar un
electrodoméstico nuevo que reparar el antiguo. Los motores, por ejemplo, duran
ahora entre una tercera y una cuarta parte menos de lo que solían hacerlo.
El sellado de la puerta de la nevera, ¿por qué antes se
atornillaba y ahora simplemente va pegado? Sí, lo han adivinado, porque de este
modo antes comenzará a desprenderse y, por mucho pegamento de contacto que
utilicemos, terminaremos por no ser capaces de sellar como de origen, sufriendo
fugas de frío y disparándose la factura de la luz... teniendo que funcionar
constantemente el motor de la nevera y, por tanto, reduciendo aún más su vida
útil. Todo, estratégicamente estudiado.
Por otro lado, el acabado de los electrodomésticos, aunque
aparentemente es más fino que en el pasado, es cuestión de tiempo –cada vez
menos- que muestre su verdadera cara. ¿Cómo es posible que lavadoras fabricadas
hace 40 años no tengan un gramo de óxido y las actuales pueden comenzar a
mostrar señales a los 3 o 4 años?
Las técnicas de pintado han cambiado. Las tapas de las
lavadoras, especialmente la de carga superior, por ejemplo: antiguamente, se
sumergían por completo en la pintura, por lo que cualquier mínima porción de su
superficie recibía la correcta protección contra la oxidación. Ahora, en
cambio, se pulverizan, por lo que en ocasiones y según el ángulo, puede haber
partes que no reciban la cantidad adecuada de pintura.
En este mismo sentido, el espesor de pintura se ha reducido
drásticamente. De este modo y dado que los arañazos siempre son inevitables,
antes tardaba mucho más tiempo en aparecer el óxido y ahora, en cambio, lo hace
en un abrir y cerrar de ojos cuando se producen raspaduras.
Y, continuando con el espesor, el del propio metal con el
que están hechos los electrodomésticos también ha adelgazado. Esto tampoco
contribuye a alargar la vida útil del aparato –mientras que los costes de
producción sí se reducen-; además, el riesgo de abolladuras se multiplica
exponencialmente.
En cuanto a las superficies, ¿recuerdan aquellas
completamente lisas? Eran una maravilla, no sólo para su pintado en producción,
sino también para su limpieza en el hogar. Ahora, muchos equipos presentan
texturas en algunas de sus superficies, de las llamadas ‘de cáscara de huevo’,
que terminan favoreciendo la conservación de suciedad y humedad y, de nuevo,
óxido.
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