Del espíritu de la Transición al de la regresión
No hay nada que celebrar. Absolutamente nada, por mucho que haya quien quiera congratularse hoy de un texto caduco que nos tiene secuestrados, como es el de la Constitución. Celebrar algo es una cosa, y otra bien distinta vivir de la renta de los últimos extertores de un consenso que escondió demasiada basura bajo la alfombra. Esa es la realidad del día de hoy, de los 39 años de nuestra Constitución.
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