¡Fascistas!
Llevamos tiempo advirtiéndolo y muchos no nos tomaron en serio. Decían que éramos unos pipiolos, que nuestra bisoñez nos hacía hablar con demasiada ligereza, que empleábamos el lenguaje sin tener ni idea de lo que significaban ciertas palabras, de su brutal carga de significado. Pues bien, hoy, tras el comportamiento de Europa con el Aquarius -como si no hubiera sido suficiente lo vivido con el resto de regufiados y migrantes-, después de las abominables declaraciones del ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, podemos gritarlo y acallar a quienes nos tomaron a broma: ¡Fascistas!
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