¿Dios? El de me cagüen...
Recuerdo cuando era niño cómo se podía contar aquel chiste en el que uno le pregunta a otro "Oye, ¿quién es Dios?", a lo que responden, "¿el de me cagüen?". Hoy habría que tener mucho cuidadito, no fuera que ofendiera los sentimientos religiosos y terminaras en el calabozo una noche antes de una vista judicial. Esa es la España que tenemos, en la que cagarse en Dios para criticar la sinrazón de una organización como los Abogados Cristianos, que busca amedrentar y cercenar la libertad de expresión, importa más a la Justicia que investigar a un adúltero empedernido cuya catadura moral se viene calando desde que se codeaba con el dictador y sobre el que una de sus amantes ha puesto en la picota más alta de la corrupción.
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