Los pedófilos se pasan a las redes sociales y Whatsapp
Europol ha publicado su última Evaluación de la amenaza del crimen organizado en Internet (IOCTA) 2018, en el que, entre otras cuestiones, se abordan los delitos de contenido pedófilo. El informe no deja lugar a dudas: el 60% de los Estados miembro aseguran que han registrado un incremento de la distribución online de contenido de explotación sexual infantil. Entre los factores que han propiciado este aumento figuran la expansión de dispositivos móviles con acceso a internet, el amplio abanico de plataformas y servicios disponibles y la posibilidad de acogerse al anonimato en la red.
Una de las conclusiones del informe que resultan más inquietantes es que, hasta nueve países han destacado que parte de este material lo generaron las propias víctimas, esto es, l@s menores sin que sus padres y madres tuvieran conocimiento de ello, terminando en manos de pedófilos.
En ocasiones, este contenido es producido fruto de la extorsión, pero otras, en cambio, lo es de manera voluntaria por la víctima, que no es consciente de las consecuencias de subir este contenido a redes como Facebook o Instagram. En este sentido, el año pasado Facebook detectó la distribución de un vídeo en el que un chico y una chica daneses, ambos de 15 años, practicaban sexo.
La red lo reportó al Centro Nacional de Niños Desaparecidos y Explotados y de allí, directamente a Europol. Para entonces, cerca de un millar de personas había compartido el vídeo con una o más personas a través de Facebook, lo que terminaría en la operación Umbrella (Paraguas) con la que se detuvo a más de mil personas (la mayoría de ellas jóvenes) acusadas de distribución de pornografía infantil.
Los intercambios de este contenido suelen realizarse a través de redes P2P (Gigatribe, BitTorrent, eDonkey...), aunque parece que comienza a decaer esta fórmula en favor las herramientas de mensajería instantánea encriptadas, como Whatsapp o Telegram. De manera residual queda el correo electrónico y donde sí se registra un repunte para compartir este contenido es en las redes sociales.
Por otro lado, las herramientas de encriptación y un mayor conocimiento de la Darknet han simplificado extraordinariamente el almacenamiento de este material con un riesgo mínimo de ser detectado por las autoridades. Así, a buena parte del contenido pornográfico con menores sólo se puede acceder mediante TOR. La Internet Watch Foundation reveló que mientras en 2017 se produjo una crecimiento del 57% en el número de dominios hospedando material de explotación sexual infantil, en el caso de páginas web ocultas este incremento se cifró en un 86%.
Este ha sido uno de los cambios de tendencia detectados: si antes se conformaban grandes comunidades de pedófilos compartiendo contenido ilegal, ahora se organizan en foros más reducidos en la Darknet, con la esperanza de pasar más desapercibidos. En cuanto a su edad, cada vez son más jóvenes.
Por otro lado, una de las grandes dificultades con las que se están encontrando las autoridades es el abuso sexual de los menores en directo vía streaming. El daño se produce, pero ni se descarga ni se almacena, perdiéndose su trazabilidad. En el último informe de Europol, la mitad de los países admiten un incremento en esta actividad, dándose especialmente en las aplicaciones de redes sociales y chats privados. En muchas ocasiones, los menores son obligados en su localización para someterse a estas transmisiones, siendo el consumidor de las imágenes quien paga con criptomonedas a los explotadores.
Como nota esperanzadora, las autoridades continúan trabajando intensamente para combatir este tipo de delitos. Hace apenas unos meses (mayo), la Policía Nacional, apoyada por Europol, detenía en la operación SKY a ocho personas en Canadá, Francia, Hungría, Italia y España, acusados de pertenecer a una red que distribuía material de pornografía y explotación infantil a través de plataformas de Darknet y de Skype. Más recientemente, en junio y en agosto, las autoridades españolas también desmantelaban redes pedófilas, con 24 y 19 detenidos, respectivamente, que hacían uso de Whatsapp, Facebook y Skype para distribuir este contenido ilegal.
Una de las conclusiones del informe que resultan más inquietantes es que, hasta nueve países han destacado que parte de este material lo generaron las propias víctimas, esto es, l@s menores sin que sus padres y madres tuvieran conocimiento de ello, terminando en manos de pedófilos.
En ocasiones, este contenido es producido fruto de la extorsión, pero otras, en cambio, lo es de manera voluntaria por la víctima, que no es consciente de las consecuencias de subir este contenido a redes como Facebook o Instagram. En este sentido, el año pasado Facebook detectó la distribución de un vídeo en el que un chico y una chica daneses, ambos de 15 años, practicaban sexo.
La red lo reportó al Centro Nacional de Niños Desaparecidos y Explotados y de allí, directamente a Europol. Para entonces, cerca de un millar de personas había compartido el vídeo con una o más personas a través de Facebook, lo que terminaría en la operación Umbrella (Paraguas) con la que se detuvo a más de mil personas (la mayoría de ellas jóvenes) acusadas de distribución de pornografía infantil.
Los intercambios de este contenido suelen realizarse a través de redes P2P (Gigatribe, BitTorrent, eDonkey...), aunque parece que comienza a decaer esta fórmula en favor las herramientas de mensajería instantánea encriptadas, como Whatsapp o Telegram. De manera residual queda el correo electrónico y donde sí se registra un repunte para compartir este contenido es en las redes sociales.
Por otro lado, las herramientas de encriptación y un mayor conocimiento de la Darknet han simplificado extraordinariamente el almacenamiento de este material con un riesgo mínimo de ser detectado por las autoridades. Así, a buena parte del contenido pornográfico con menores sólo se puede acceder mediante TOR. La Internet Watch Foundation reveló que mientras en 2017 se produjo una crecimiento del 57% en el número de dominios hospedando material de explotación sexual infantil, en el caso de páginas web ocultas este incremento se cifró en un 86%.
Este ha sido uno de los cambios de tendencia detectados: si antes se conformaban grandes comunidades de pedófilos compartiendo contenido ilegal, ahora se organizan en foros más reducidos en la Darknet, con la esperanza de pasar más desapercibidos. En cuanto a su edad, cada vez son más jóvenes.
Por otro lado, una de las grandes dificultades con las que se están encontrando las autoridades es el abuso sexual de los menores en directo vía streaming. El daño se produce, pero ni se descarga ni se almacena, perdiéndose su trazabilidad. En el último informe de Europol, la mitad de los países admiten un incremento en esta actividad, dándose especialmente en las aplicaciones de redes sociales y chats privados. En muchas ocasiones, los menores son obligados en su localización para someterse a estas transmisiones, siendo el consumidor de las imágenes quien paga con criptomonedas a los explotadores.
Como nota esperanzadora, las autoridades continúan trabajando intensamente para combatir este tipo de delitos. Hace apenas unos meses (mayo), la Policía Nacional, apoyada por Europol, detenía en la operación SKY a ocho personas en Canadá, Francia, Hungría, Italia y España, acusados de pertenecer a una red que distribuía material de pornografía y explotación infantil a través de plataformas de Darknet y de Skype. Más recientemente, en junio y en agosto, las autoridades españolas también desmantelaban redes pedófilas, con 24 y 19 detenidos, respectivamente, que hacían uso de Whatsapp, Facebook y Skype para distribuir este contenido ilegal.
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