Chanchullos a lo Mortadelo y Filemón
Hace muchos años, un amigo del barrio me relató el robo de una motocicleta en unos grandes almacenes. Fue una operación limpia, sin violencia, sin intimidación. La clave del éxito fue el descaro, la desfachatez y desparpajo con que los dos ladrones se hicieron con el botín. A plena luz del día, ante la mirada, a veces distraída y otras más atenta, de clientes, dependientes y personal de seguridad, los cacos disfrazados de operarios de los grandes almacenes desanclaron la motocicleta, la llevaron al montacargas y se la llevaron. Sin más.
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