La cobardía de Vox
Lo mínimo que se le puede exigir a un partido político es coherencia. Es la quintaesencia de una formación, incluso de una fascista, porque si su discurso no se ve respaldado con sus actos, salvo las masas aborregadas nadie podrá seguirla porque, sencillamente, no sabrá que está siguiendo realmente. Eso pasó ayer mismo con Vox: después de demonizar el Ingreso Mínimo Vital (IMV) con toda suerte de mentiras, la extrema-derecha no votó en contra de esta medida de justicia social. ¿Rectificar esde sabios? Pues no siempre, pero el problema es que Vox no rectificó, sencillamente, no tuvo el coraje de votar en contra de una medida que rechaza y que está llamada a sacar de la pobreza a millones de sus compatriotas.
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