La esperanza NO es lo último que se pierde
En contra del dicho popular, la esperanza no es lo último que se pierde. En plena jornada de reflexión, merece la pena darse cuenta de ello, porque quizás la desesperanza que hoy siente usted, esa que le ha llevado a pensar que ningún político o política piensa en usted, que tod@s son iguales, es la que le clavará mañana en su asiento, ya sea de su puesto de trabajo, de su hogar o del banco del parque, evitando que vaya a votar. Y entonces, a partir del día 5 de mayo, es cuando cobrará sentido esta afirmación que titula este artículo, y verá que a la esperanza que un día perdió se suma su vivienda, su sanidad pública, su educación pública de calidad, su propia dignidad. No, la esperanza no es lo último que se pierde; hay mucho más en juego.
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