Google Maps y los atajos para entrar en nuestras vidas

 


La llegada de Google Maps a nuestras vidas nos hizo la vida más sencilla a la hora de desplazarnos o planificar un viaje. Casi inconscientemente y llevándolo siempre con nosotros en el bolsillo, se han ido desplazando otras aplicaciones previas (de pago) de fabricantes como Garmin o TomTom. Es un fenómeno en el que no solemos reparar  que, sin embargo, tiene enjundia jurídica detrás. En EEUU, el Departamento de Justicia ha reactivado una nueva investigación sobre Google Maps por posibles violaciones antimonopolio.

Desde la aparición de esta aplicación, uno ya no tiene que preocuparse por pagar la cuota si quiere tener actualizados los mapas, desentendiéndose también de adquirir los planos región por región. En su contra, alega la competencia, la precisión de los mapas es menor, pero para muchas personas la gratuidad compensa esa carencia.

Entre bambalinas, la cuestión es más compleja y en esta nueva investigación la acusación argumenta que Google agrupa su buscador y planos, condicionando a los desarrolladores de aplicaciones para que terminen utilizando ambos servicios juntos. Así lo indican los términos de servicio para desarrolladores, introduciendo restricciones como la prohibición de utilizar en servicios de mapas de la competencia datos de Google Places, en donde se ofrece información más detalla de establecimientos (reseñas, fotos, etc.).

Esta estrategia, que inevitablemente hace que al utilizar un servicio de Google vayas a utilizar otro de la misma empresa, es lo que ha levantado las suspicacias del Departamento de Justicia. Hace dos años, la propia Garmin y otra compañía llamada Mapbox hicieron pública su preocupación de que esta circunstancia esté obstaculizando la innovación de cara al desarrollo de aplicaciones en sectores como el de los drones, la logística o los vehículos autónomos.

A mediados del año pasado, la Justicia alemana también abrió una investigación a este respecto al cuestionarse si esa limitación de incorporar datos de posicionamiento de Google Maps, Street View o la funcionalidad de búsqueda en mapas de otros proveedores vulnera la libre competencia o no.

Desde la compañía de Alphabet (matriz de Google) alegan que muchos desarrolladores utilizan servicios de mapas alternativos a Google Maps Platform, pero este argumento no parece convencer al Departamento de Justicia de EEUU, preocupado especialmente por sus Automotive Services dirigido a fabricantes de vehículos, que incluyen tanto Google Maps como su asistente de voz y la tienda de aplicaciones Google Play.

Google, que de un tiempo para acá ha relajado mucho su postura con los reguladores y se muestra abiertamente colaborativo, niega las acusaciones, afirmando que ni siquiera los fabricantes de coches que apuestan por Android Automotive como sistema operativo están obligados a utilizar Google Automotive Services. La realidad es que con frecuencia resulta complicado utilizar en el coche Google Maps dándole órdenes con asistentes de voz de la competencia como Apple CarPlay o Amazon Alexa. La compatibilidad no es tan sencilla como apunta el proveedor.

La Justicia tendrá que determinar si Google Maps utilizó atajos para entrar en nuestras vidas. Mientras, tanto en Europa como en EEUU, mantiene abiertas sobre Google otras investigaciones antimonopolio por diferentes servicios, teniendo aún la resaca fresca de la multa el año pasado de la UE de 4.340 millones de euros por utilizar Android para limitar la competencia o, a principios de este año, los 2.420 millones de euros por haber abusado de su motor de búsqueda para impulsar su servicio de compras (condena de 2017, ratificada ahora por el Tribunal General de la Unión Europea).

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