Podemos se resta de Sumar

EFE
Hoy jurarán o prometerán sus cargos los ministros y ministras de esta nueva legislatura. La ausencia de Podemos en el nuevo Ejecutivo sugiere lo que no éramos pocos quienes ya veníamos advirtiéndolo: quien puede hacer sudar frío al Gobierno de Pedro Sánchez, más incluso que Junts o ERC, puede ser la formación morada. El distanciamiento entre Yolanda Díaz y el tándem Ione Belarra e Irene Montero puede penalizar gravemente a la coalición. La política que se ha desplegado para lograr la investidura jamás ha existido entre Sumar y Podemos.

Mientras las derecha se regocija, la izquierda asiste perplejo a los juegos de poder entre Sumar y Podemos. La formación morada nunca quiso entrar en Sumar motivada seguramente por el recuerdo de lo que ya no es. Elección tras elección Podemos ha ido perdiendo representatividad en los ayuntamientos, en los parlamentos autonómicos, en el Congreso y Senado. Ni una elección ha conseguido remontar y, a pesar de ello, cuando desembarcó en Sumar pretendió hacerlo con más privilegios que el resto de componentes. 

Ni Díaz ni el resto de las formaciones de Sumar lo consintieron. Aquello fue la escenificación de un desencuentro que venía de lejos. Desde entonces todo ha ido de mal en peor, hasta llegar a la fase de los 'ministrables'. Belarra reclamó públicamente que la presencia de Podemos era una condición sine qua non para satisfacer las aspiraciones moradas. No dio nombres, pero asumida la exclusión de Montero, era evidente que Belarra tenía que ser la elegida.

Fue cuando Díaz jugó al ajedrez y propuso a Nacho Álvarez, el que había sido segundo de abordo en el ministerio de  Derechos Sociales y Agenda 2030. Álvarez había sido secretario de Derechos Sociales y precisamente fue llamado a relevar a Belarra. Sobre el papel, se trata de un gran fichaje, porque quienes hemos estado ligados a los movimientos sociales sabemos el buen trabajo realizado por Álvarez, especialmente valorado por las entidades del Tercer Sector. Sin embargo, cuando bajamos a la realidad, Álvarez no es Belarra y eso ha escocido en Podemos.

La formación morada, que venía presentándose como la vetada, fue entonces la que vetó a Álvarez, indicando que sus ministros los eligen ellos. Con lo que quizás no contaba Belarra era con el abandono de la política de Álvarez, al ver que no contaba con la confianza de su propio partido. Con su marcha, créanme, hemos perdido todas y todos, porque el exsecretario de Derechos Sociales era un activo valiosísimo para el Gobierno de España. 

El veto a Álvarez ha terminado por dejar fuera del Ejecutivo a Podemos, lo que le ha servido a sus dirigentes para terminar de sacar los pies del tiesto de Sumar, avanzando que irán por libre y acusando a Pedro Sánchez y Díaz impedirles contar con ministros. Ahora ha sido Álvarez, pero si echamos la mirada atrás, se deduce que Podemos es una trituradora de talento. La llegada ahora de Pablo Bustinduy como titular de Derechos Sociales y Consumo es otra prueba de ello. 

Bustinduy es cofundador de Podemos. Abandonó sus filas en 2019, cuando Pablo Iglesias e Íñigo Errejón enfrentaron dos modos diferentes de entender la política. Su salida del partido no le hizo perder enteros, hasta el punto de que su nombre salió ya en la anterior legislatura como posible ministro de Exteriores -algo, sin duda, con lo que habríamos ganado, dado lo poco valorado que es José Manuel Albares en el extranjero-. La pregunta es obvia: ¿cómo Podemos dejó escapar a una figura tan valiosa como Bustinduy? Y la respuesta es también evidente: con la misma facilidad que ha perdido a Álvarez

Unos se van antes de tiempo y otros siempre lo hacen demasiado tarde. Esa filosofía es una de las causas por las que Podemos se va diluyendo poco a poco de la escena política, enfilando la irrelevancia. El desencuentro ahora entre Díaz y Belarra nos perjudica a todo el país, porque se cierne como una amenaza al avance de la justicia social. Ojalá ambas hagan la política que esperamos de ellas, dejando a un lado egos, personalismos y medallas, pensando en el bienestar del país en lugar de enrocarse en posiciones que bloquean.

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