PP y Vox se estrellan en Europa... otra vez
La estrategia del PP en la pasada legislatura fue tratar de desacreditar en Europa las medidas del Gobierno de coalición y dañar la imagen de España. Lejos de conseguirlo, la imagen del país y del propio Pedro Sánchez salió notablemente reforzada. Ayer, volvió a intentarlo a cuenta de la ley de amnistía y tanto los populares como los fascistas de Vox salieron escaldados de nuevo. Ni siquiera consiguieron captar la atención del resto de eurodiputados, que dejaron vacío el hemiciclo de la Eurocámara.
"Es una cuestión interna que tendrá que dirimirse según su orden constitucional". No pudo ser más claro el comisario de Justicia, Didier Reynders, al hablar sobre el modelo territorial de España y el conflicto en Catalunya. En esencia y sacudiendo la diplomacia que requiere, Reynders vino a dejar claro a las derechas de España que Europa no está para estas cosas, "dejen de hacernos perder el tiempo", fue el mensaje implícito. Algo que aplicaría también a la misma futura ley de amnistía, que apenas ha iniciado su trámite, por lo que el comisario avanzó que la Comisión Europea "realizará un estudio con detenimiento, de forma independiente y objetiva". Ahora no toca.
Las derechas españolas están demasiado acostumbradas a hacer un uso partidista de las instituciones, gobiernen o no en ellas. Este pasado miércoles, el correctivo que recibió fue de órdago, aunque posteriormente los populares trataran de transmitir lo contrario. Ver la Eurocámara convertida en un páramo y a Puigdemont, cómodamente inclinado en su butaca, disfrutar con el fracaso de PP y Vox, hizo que la narrativa de éstos fuera más gruesa y esperpéntica.
De los 705 eurodiputados y eurodiputadas, apenas se presentaron 70 y ni la mitad quiso hablar, de los cuales 15 eran españoles. El resto, prácticamente partidos de extrema derecha y de la familia popular del PP. Con ese balance es evidente que el asunto ni es prioritario para Europa ni importa, esencialmente porque la democracia y el Estado de Derecho en España continúan casi intactos. Si el PP cumpliera la Constitución y liberara al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) del secuestro al que lo tiene sometido, eliminaríamos ese "casi" de la ecuación. De hecho, esa cuestión sí que ha preocupado en Bruselas, desde donde ya se ha afeado en varias ocasiones su actitud a los de Feijóo.
Así las cosas, el intento de internacionalización de la crispación que PP y Vox alientan en España no ha cuajado, no ha tenido repercusión en la prensa europea. Ya ni siquiera los delirios de apariencia etílica del fascista Herman Tersch (Vox) tienen calado, aunque fue reprendido por la presidencia del Parlamento cuando tachó de "golpe de Estado" al nuevo y legítimo Gobierno de España.
Feijóo mantiene al PP a la deriva. Mientras fracasa en Europa, su oposición se basa en montajes fotográficos de 3º de la ESO y banalización de las enfermedades mentales en televisión, sugiriendo algún tipo de trastorno mental de Pedro Sánchez. No termina de encajar su derrota después de haber desembarcado en Génova desde Galicia como el mesías salvador del PP. Ayuso sigue aguardando su momento, paciente, en espera de que su presa ya sea carroña.
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